las ganas de hacerme tu y vestirme de ti,
de probarme tus ojos y morderme los labios,
de beber-te a sorbos en la lluvia de febrero y en mayo,
de desnudarte los miedos y vestirte de abrazos,
de llevarte al fin de la mano y ser uno,
porque no es solo la pasión con que te miro,
sino el amor al ser amado y la ternura,
el tiempo dedicado, el camino construido,
y el deseo de entregarte el corazón henchido,
no de miedos, sino de felicidad en cada abrazo,
en cada beso, en cada desnudarnos de miedo...
y vestirnos de lo amado, del otro, de uno mismo,
de amor y de pasión, de entrega y compromiso,
y a la vez, la libertad de amarnos.
Y es que nunca ha sido solo la pasión con que te miro,
sino el amor, las ganas de hacerme tu y vestirte de mi,
para que vieras tú, al fin, con estos ojos...
lo que vales y representas para mi.
Nota: Viejo poema dedicado y nunca entregado, encontrado en una carpeta olvidada de hace unos años y rescatado de su exilio. 1 de 2.