Cada día, mientras estoy parada en un atasco yendo al trabajo te veo. A ti, que vas con prisa por calle porque llegas tarde al trabajo. Y a ti que quizás vas con tiempo con paso firme y seguro a la universidad. A ti que ríes mientras vas manteniendo una conversación con ese chico que te gusta. Y también a ti que vas pensando en las musarañas mientras caminas. A ti, mujer cualquiera.
Puede que tengas pareja o no, quizás deseas ser madre o tal vez no, pero sea como fuere, es justo que sepas la verdad de la maternidad. Ni la versión idealizada que dan muchas ni la versión catastrófica de otras (estilo Samanta Villar) para que tomes la decisión que consideres pero con conocimiento.
Ser madre es... es una experiencia que si no la vives es difícil de entender. Es un giro de 180 grados en tu vida. Pierdes lo que ahora sin hijos consideras que es calidad de vida porque se terminó tu intimidad, tu falta de horarios, tus momentos de soledad, tu tiempo de pareja, tu inmadurez, tus días perros sin salir de la cama, tu independencia. También dejarás a un lado los planes alocados de un viernes cualquiera, las horas intempestivas (bueno, las horas intempestivas las vivirás de otra forma), las cañas de un día entre semana, el orden, la limpieza, el silencio (bendito silencio!!), las largas conversaciones telefónicas con amigas, los 5 minutos más por las mañanas.
Visto así puede que hayas empezado a huir pero... ¡¡para!!, algo positivo ha de tener cuando las madres existen y a veces con más de un hijo, ¿no crees?.
Asimismo, la maternidad te hará querer como nunca habías sido capaz de imaginar, sacar fuerzas de donde no creerías, tener valentía para lo que antes temías, olvidar cualquier problema con tan solo ver una sonrisa. Tú vida estará llena de vida, valga la redundancia, de risas, inocencia, ternura, amor sincero, diversión, cariño.
Entrarás en un mundo lleno de fantasía e ilusión, que compensará con creces cada lágrima de derramada, sacará lo mejor de ti, te hará sonreír hasta en el peor de los días, volverás a disfrutar como una niña de las pequeñas cosas y vivirás mil aventuras sin ni siquiera salir de casa.
Y es que, como con cualquier decisión, en la maternidad existe su parte buena y su parte oscura. No te va a destrozar la vida, pero tampoco ser madre no te va a convertir en una mujer plena ni te va a empoderar, al igual que no te va a hacer sentir realizada. Tanto el poder como la plenitud o la realización solo dependen de ti misma, así que no esperes a ser madre para buscarlo.
Decidas lo que decidas, pase lo que pase, no te digo que será fácil, solo te digo que merecerá la pena 😉