Revista Cultura y Ocio
A todas las que hablaron a mis espaldas, a todas las que me empujaron por los pasillos, a todas las que me acusaron de lo que no había hecho e inventaron historias sobre mí, a todas las que me hicieron odiar mi cuerpo hasta que arrodillarme frente al excusado fue la única opción, a todas las que vieron mis cortes recién hechos y en vez de acercarse a mí prefirieron esparcir el rumor, a todas las que 'me tenían miedo', las que no dudaron en tildarme de loca, a todas las que especulaban sobre mi salud mental, pero no tenían las agallas de averiguar lo que en realidad pasaba. A todas las que me llamaron lesbiana y me apartaron por eso aún cuando yo no tenía idea de quién era, a todas las que no dudaron en irle a otros con el cuento de que aquella y yo éramos pareja cuando realmente estuve siendo golpeada y sexualmente abusada por años. A todas las que me criticaban desde cierta distancia pero no tenían reparos en quedarse mirando fijo. A todas aquellas que no podían creer que 'alguien fuera tan gorda'.A todas las que nos hicieron sentir apartadas. A todas las que nos dejaron a mi y a mis amigas de lado, como las que sobran, como las que no pertenecen, como inadaptadas. A todas las que venían con sonrisas y carcajadas cuando necesitaban algo de nosotras. A todas las que hablaban mierda de mi mejor amiga pero no dudaban en exigir y aprovecharse de su tiempo cuando de salvar el semestre se trataba. A todas las que dudaron de su inteligencia y su mérito, alegando que sus logros eran los de su papá. A todas las que nos obligaron a cambiarnos dentro de las duchas luego de educación física, y a todas aquellas que nos abrían las puertas mientras estábamos desnudas y vulnerables, tratando de ponernos nuestros uniformes a toda prisa para no mostrar nuestros cuerpos gordos, grandes, cortados, demasiado delgados, poco desarrollados, vergonzosos. A todas aquellas que nos dejaron fuera del grupo de whatsapp del curso, haciéndonos sentir cada vez más solas y aisladas. A todas las que nos llamaban raras, las que nos miraban sin comprender y tampoco hacían el esfuerzo. A todas las que tenían la suerte de ser mujeres de la forma 'correcta' y no nos hicieron sentir bienvenidas.
A todas aquellas que juzgué por su físico. A todas aquellas que decidí que eran tontas, menos que yo. A todas aquellas que disfrutaban lo que estaba de moda, y que no dudé en tildar de simplonas y poco profundas. A todas aquellas de las que estaba segura no tenían ni un sólo pensamiento inteligente, empático o solidario. A todas aquellas 'huecas', 'lais', 'populares' a las que nunca me preocupé de conocer, porque creía saber todo sobre ellas. A todas aquellas que odié solo por ser bonitas. A todas aquellas que juré que no tenían problemas de verdad. A todas aquellas que en secreto reprochaba por borrachas, por carreteras, por que creía que no tenían futuro. A todas aquellas que se divertían con lo que yo juzgaba eran cosas banales. Aquellas que decidí que no tenían cerebro, o pensamientos propios, aquellas que creí una masa uniforme. Aquellas que eran obviamente superficiales, a las que no les importaba nada de peso. Aquellas que no eran capaces de querer realmente a sus amigas, porque vivían traicionándose. Aquellas que dejaban todo por un hombre. Aquellas que sin tapujos nombré como 'patéticas'. Aquellas a las que les tenía tanta rabia, resentimiento, odio. Aquellas a quienes nunca me di el tiempo de escuchar. Aquellas que estaban llenas de vida y alegría, y que yo miraba desde una esquina, buscando razones para odiarlas que no fueran simple y llana envidia. Aquellas que eran queridas por quienes eran y por lo que tenían para ofrecer, no sólo por su físico; aquellas a las que quise negarles esas cualidades encansillandolas en la categoría de 'muñecas'. Aquellas de las que nos reíamos. Aquellas a las que nunca queríamos parecernos. Aquellas que queríamos mantener lejos. Aquellas que queríamos dejar atrás.
A todas ustedes les digo: quizás si hubiéramos conocido la palabra 'sororidad' cuando aún había tiempo, lo habríamos pasado mejor. Quizás si el feminismo nos hubiera alcanzado antes (lo hubiéramos visto antes) podríamos habernos entendido. Las miro ahora, nos miro ahora, y veo mujeres hechas y derechas, llenas de virtudes y peleando por sus derechos. Las miro, nos miro a todas como mujeres y nos admiro.Espero que lo que nos pasó no le pase a nuestras hijas. Espero que lo que nos pasó no se siga repitiendo. Que las generaciones que siguen sean sororas, que se protejan entre todas, que aprendan a quererse, que sepan apreciar sus diferencias como nosotras no pudimos. El cambio también debe ocurrir entre nosotras, por nosotras, por las que vienen, por todas.
Porque la revolución será feminista o no será.