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A todo tren. Destino Asturias, Torrente y los niños se van de viaje

Publicado el 08 julio 2021 por Cineenserio @cineenserio

Dicen los más viejos del lugar que España tenía una larga tradición de comedias en las que no hacía falta rodar remakes encubiertos de otras películas europeas. Hablan de Berlanga, Ferreri, Almodóvar, Cuerda, Forqué, Sáenz de Heredia, Fernán Gómez… Incluso joyitas como Los del túnel o REC 3 eran producciones totalmente españolas que hacían que uno sintiera orgullo de lo que se estaba haciendo aquí. Y de repente, como las suecas, vinieron los remakes: películas europeas que la productora compraba para no estrenar nunca, hacer la versión española cambiando cuatro comas y pasándola por producto propio. Sin rodeos, Padre no hay más que uno, Perfectos desconocidos, Operación Camarón… La lista de la vergüenza sigue y sigue. Y el último de estos episodios, A todo tren. Destino Asturias, una versión filmada tan a toda prisa que se ha adelantado en el estreno a la propia película rehecha, Attention au depart, que se estrenará en Francia dentro de un par de semanas.

A todo tren. Destino Asturias, Torrente y los niños se van de viaje

A Santiago Segura le salen los experimentos por una sola razón: confía en que la crítica va a ser benevolente porque es una comedia familiar, es española y hay que apoyar el producto patrio. Pero lo de A todo tren. Destino Asturias pasa todas las barreras de lo que puede pasarse por alto. Que algo esté hecho para toda la familia no quiere decir que tengamos que permitir una calidad visual televisiva (de los años 90), un guion machista y con olor a naftalina, unas interpretaciones propias de una función escolar y unos personajes absolutamente deplorables a los que nos quieren vender como imperfectos pero canallas.

Mira, no, Santi, chato. Todo no vale. A los diez minutos de empezar la película, Leo Harlem tiene una conversación con Cristina Pedroche (ojo al combo) sobre micromachismos, donde llegan a la conclusión de que tampoco son para tanto. Esto es porque Santiago Segura es un feminista de inicios de los 2000 que ha decidido no moverse un ápice de ahí. Los piropos exagerados están mal, pero hombre, lo de los micromachismos es ya un poco pasarse, ¿no, amiguetes? Justo después, Leo le dice a Cristina el vergonzante diálogo “¿Te la meto? [silencio, pausa para que el público ría y aúlle] La maleta, digo [Pausa para risas]”. Oh, sí. Este va a ser el nivel.

Excusarse en la necedad de un personaje para que sea machista valía con Torrente, pero no con Leo Harlem cuando al final de la película el propio Santiago Segura le aprueba la actitud diciendo que ha aprendido mucho de él. Pero claro, es lo que cabe esperar de una película en la que los personajes femeninos adultos son exactamente tres, el prototipo de lo que un boomer pensaría que es comedia (Mujer = Mal).

A todo tren. Destino Asturias, Torrente y los niños se van de viaje

1. La madre de uno de los niños, que no se fía de Harlem (su padre) y llama varias veces para controlarles porque esta es la última oportunidad que le da, la muy injusta. Al final se la cuelan, ¡pues menudos son! 

2. La esposa de Santiago Segura, que se va a divorciar de él porque le considera un pusilánime que no puede tomar decisiones, e insiste en que la decisión está tomada. Al final, Santi dice que bueno, que eso está por ver en vez de aceptar la realidad, porque los personajes que no evolucionan ni una micra también tienen derecho a existir.

3. La esposa de un campesino asturiano, mandona y gritona, a la que terminan atando para que el marido les lleve en tractor. Al final el marido se lo agradece, claro. Así estará calladita un rato, ja, ja, comedia.

“En el feminismo he creído desde pequeñito a pies juntillas”, decía el director en 2019. Bueno, quién sabe, oye, quizá en la siguiente el protagonista no sea él mismo haciendo de un padre con problemas a la hora de estar con sus hijos porque eso es algo que las madres tienen siempre controlados pero ellos son un desastre. Girl power, ¿no? ¿Era algo así? Si los hombres son muy tontos, ¿es feminismo? ¿Eh? No le vamos a dar ni media vuelta, ¡a rodar!

Pero no creáis ni por un momento que Santiago deja de lado los temas de actualidad, demostrando lo supuestamente moderno que es y haciendo un guiño a, supongo, el sector más rancio de la población. En un momento de la película hacen un BlaBlaCar con dos hippies en una furgoneta de esas típicas de las películas que no existen en la vida real: ellos son veganos (lo que da para que Leo Harlem, perspicaz, diga que él se comería un cerdo alegremente) y llaman a los chavales con el género neutro, “les niñes”, porque no hay que asumir su género. Segura, chisposo con la pluma, añade que tienen entre siete y ocho años, ¡pero tampoco hay que asumir su edad! Ay, este Santi, qué pinceladas de comedia. Por supuesto, los que quedan de tarados son los hippies, no vaya a ser que pensemos que tienen bastante razón y Santiago Segura es un cretino.

A todo tren. Destino Asturias, Torrente y los niños se van de viaje

Durante toda la película me aquejaba una pregunta: ¿A quién va dirigido esto? A los niños no, claramente: sus desventuras infantiles en el tren a lo Solo en casa (a la que hacen referencia explícita para que no te pierdas) pegan frontalmente con el humor más bien adulto de los señores en busca del tren. No es una película familiar, no es adulta, no es infantil. Padre no hay más que uno y su secuela podían ser malas, pero al menos estaba claro el público al que aspiraban. A todo tren! Destino Asturias es un desastre sin paliativos. 

Pero para que ese desastre sea aún mayor, Segura echa mano de su lista de amiguetes dando a luz los cameos habituales: Antonio Resines (lo mejor de la película, su minuto haciendo de él mismo), Alberto Casado, Jorge Sanz, Santiago Urrialde o Itziar Castro. Probablemente la mayor gracia de todo el metraje es irles descubriendo y decir “Anda, mira”, como si fuera una alfombra roja cualquiera. No es que lo hagan bien, pero al menos sirve para entretenerse, como un ‘¿Dónde está Wally?’ del Hacendado.

Y mejor así, porque el casting es para no creérselo: a la caterva de niños absolutamente insufribles (la mayoría venidos de Padre no hay más que uno, donde ya eran insufribles) con los que parecen haberse conformado con la primera toma se suman el propio Santiago Segura (las bromas meta sobre que actúa mal no tienen tanta gracia cuando siempre es el protagonista de sus cosas), Leo Harlem (al que nadie le ha dicho nunca “Leo, ya está, vale”), El Cejas (que no es un cameo, sino el tercer personaje con más peso de la peli. Leed esto y saboreadlo), Florentino Fernández, Joaquín Reyes y Paz Vega. Pongo a Paz Vega para que haya algo de representación femenina, pero parece que todo su papel se rodó en un día a tenor de que sus planos, siempre al teléfono, no varían de posición.

A todo tren. Destino Asturias, Torrente y los niños se van de viaje

Hablemos un segundo de la dirección de Santiago Segura. Yo fui muy fan de Santi cuando hacía Evilio y sus cortos cutres pero divertidos. Tenía chispa, se arriesgaba, era un no parar de forzar la maquinaria, un director atrevido y divertido. En la saga Torrente pasó del tono más oscuro de su primera parte al cine-espectáculo, sin que hubiera muchas quejas en su faceta de director (de guionista, ya tal). Entonces, ¿se puede saber qué ha pasado para que toda su labor actual sea la de rodar planos, contraplanos y escenas de acción anquilosadas? ¿Tanto tenemos que tragar con la excusa de la “comedia familiar”? 

Sobre los niños es todo un sinsabor y un desaprovechamiento: están encerrados en un tren sin sus padres cerca, lo que, por algún motivo, se traduce en la fiesta para ellos. “¡Estamos en un tren sin mayores! ¿Cuándo se va a repetir algo así?” es una frase que tiene sentido si vas a ver a tu abuela en Benidorm, pero no si vas a ir a un campamento de verano que parece el bajón después de la aventura en un Alvia. Fuá, vaya anécdotas en un Alvia, eh. La película intenta representar al niño líder como un travieso, pero realmente es un hijo de Satán que engaña conscientemente a su padre para que no les encuentre en varias estaciones y le chantajea, solo para, al final, abrazarle como si le hubiera echado de menos. Ni una reprimenda, ni una colleja, ni una mala mirada: jajá, casi me mato varias veces en esta loca aventura por tu puta culpa, dame un abrazo, cómo te quiero. El resto de niños, pues bueno, tienen un chiste. Si te hace gracia el chiste, pues te lo pasarás en grande: una bebe cafeína y se pone loca, otra maquilla a todo el mundo (¡incluído Florentino Fernández! ¡Comedia!), otro tiene una iguana como mascota y otra es muy insegura. Pues así todo. 

Tampoco le puedo pedir mucho más, supongo. La evolución de los personajes solo existe porque los diálogos dicen que existe, con frases tan artificiales como “¡No sabes lo que estaría dispuesto a hacer por mi hijo!” o “¿Sabes? He aprendido mucho de ti, ya no soy la persona que era”. Si lo dice esta línea de diálogo, será, ya que los personajes no lo han demostrado con sus acciones. En otra película sería una carencia grave, aquí se suma a la lista de terribles faltas: de ritmo, de corazón, de humor, de carisma, de actuación, de aventuras. Un absoluto desastre que, repito, no podemos paliar con “es que es una película familiar”.

Los Mitchell contra las máquinas, Luca, Zipi y Zape y el club de la canica, Coraline, Klaus, Mi vecino Totoro, Regreso al futuro, E.T,, Mary Poppins, Los increíbles, La invención de Hugo, La oveja Shaun El cine familiar hace mucho tiempo que pasó esa frontera de ser sinónimo de baja calidad, y de verdad que no entiendo por qué a este tipo de películas no les exigimos más. Si no hay presupuesto, sé imaginativo. Si no eres imaginativo, al menos no copies. Si copias, al menos que tenga gracia. Si no tiene gracia, no hace falta que dirijas, de verdad. Encuentra un proyecto que realmente te apasione por una vez.

A todo tren. Destino Asturias es exactamente todo aquello que los detractores del cine español acusan al cine español de ser: simple, aburrida y rancia. No sé qué hace falta para que Santiago Segura recupere las ganas de hacer algo como sus primeros cortometrajes, al menos en espíritu, pero espero que llegue pronto. No creo que pueda aguantar la inevitable A todo tren. Destino Sevilla

A todo tren. Destino Asturias (Santiago Segura, 2021) ½

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