Lo que hoy voy a escribir aquí puede suponer el fin de mi carrera, pero este blog es un espacio abierto y así seguirá siendo siempre. Cerca de 200 personas lo siguen diariamente y me debo a ellas. No voy a censurar comentarios y prefiero contar yo mismo lo que me puede ocurrir.
Detrás de las siglas LC-Architects está mi propio nombre y mis 21 años de profesión. Mis credenciales están en el margen derecho de este blog y mi pasión por la vida y por mi trabajo son los motivos por los que escribo este blog y procuro actualizarlo diariamente.
Tuve un sueño. No un sueño imposible, sino un sueño que se estaba convirtiendo poco a poco en realidad. En el año 2008 firmé un contrato increíble que me permitió, metafóricamente hablando, jugar en la primera división: iba a dirigir una obra de 20.000.000 de euros. Pero nunca imaginé que el mundo se iría al carajo.
Amplié mi plantilla, intenté pagar hasta el final mis compromisos mensuales y así lo he hecho hasta diciembre de 2011. En este inicio de 2012 una nueva piedra me haría tropezar y ahora, con todo mi patrimonio y mi liquidez perdidos, ya no tengo margen de maniobra. El ayuntamiento de La Solana (con el que he trabajado desde 1996) no me ha podido pagar un importante reconocimiento de deuda que tenía suscrito hacia mi estudio, importantes obras que tenía firmadas se han suspendido indefinidamente y otros encargos se han cancelado o aplazado. Nuevos clientes son ahora imposibles de conseguir en España y la construcción y la arquitectura sufrirá en los próximos años nuevos reajustes y retrocesos.
Estoy al borde de la suspensión de pagos. Tengo algunos bienes, no muchos pero todo lo que hay, en venta y estoy esperando poder cobrar algunas cantidades atrasadas, pero mi esperanza es escasa a corto plazo.
A todos los que me siguen o confían o confiaron en mí les digo que estoy luchando por salvar lo poco que me queda. En estos momentos os escribo desde Buenos Aires, ciudad en la que estoy intentando volver a empezar.
En el mes de febrero regresaré a España para cerrar los asuntos que requieren mi presencia y para conseguir ganar el tiempo que necesito para reconstruir mi presente, mi profesión y mi pequeño estudio de arquitectura y restauración.
No me voy a rendir.
Luis Cercós (LC-Architects), desde Buenos Aires