Ayer por fin fue el día. Ayer TVE estrenaba su nueva serie, El ministerio del Tiempo, un producto arriesgado que, al fin, se alejaba del confort de las temáticas habituales en las series españolas, que últimamente apenas salen de historias de época, comedias que hacen gala de nuestro humor patrio y otras más policíacas. En este caso, gracias a los hermanos Olivares, tenemos un serie de aventuras, fantasía y ciencia-ficción donde un grupo de personajes viaja en el tiempo para mantener la historia tal y como ocurrió.
¿A qué el planteamiento es guay?
Pues bien, la serie lo es aún más. Básicamente El ministerio del Tiempo mola un huevo. Sí, lo sé, no es algo muy elaborado, pero resume perfectamente la opinión que me suscitó el episodio piloto que vi ayer. Mola un huevo y ahora mismo es la serie que más ganas tengo de ver, lo que es mucho decir porque últimamente hay series españolas muy, muy chulas.
Entonces, una vez aclarado el tema principal, que es que El ministerio del Tiempo mola un cojón y que debéis verla, pasemos a hablar un poco en profundidad sobre ella.
La historia arranca con Alonso de Entrerríos (Nacho Fresneda), un soldado de los Tercios de Flandes, que va a ser ejecutado injustamente. Mientras aguarda su muerte, un hombre (Juan Gea) va a verle y le ofrece una alternativa: para el mundo habrá sido ajusticiado, pero en realidad seguirá vivo y tendrá una nueva vida trabajando para su patria.
Después, avanzamos hasta el siglo XIX donde conocemos a Amelia Folch (Aura Garrido), una de las primeras mujeres en la universidad, lo que hace que no termine de encontrar su sitio en la sociedad que le ha tocado vivir. A Amelia la visitará Irene Larra (Cayetana Guillén Cuervo) para ofrecerle un trabajo que, de paso, le abrirá las puertas a un mundo nuevo donde podrá saciar su curiosidad y desarrollarse aún más.
Finalmente, en el año 2015 conocemos a Julián (Rodolfo Sancho), un enfermero del Samur que lleva tres años viudo y no logra superar la pérdida de su esposa. Eso hace que se arriesgue al entrar en un edificio en llamas, donde se encontrará con tres hombres vestidos al estilo decimonónico. Dos funcionarios van a buscarlo porque necesitan su ayuda para identificar a dichos hombres y, de paso, acabarán fichándolo para trabajar en El ministerio del Tiempo, una organización secreta del gobierno, que data de tiempos de Isabel la Católica, que viaja a través del tiempo para asegurarse de que nadie cambia la historia ya establecida.
Y eso serán como... no sé, los quince primeros minutos de la serie, calculo. Porque El ministerio del Tiempo tiene uno de los pilotos más efectivos que he visto nunca: no sólo cumple con la presentación de todos los personajes principales, sino que está lleno de ritmo y aventuras desde el principio y sin dejar de lado las pertinentes explicaciones en las que se basan los viajes en el tiempo.
Durante lo que dura el episodio (que a mí me pareció un suspiro) no hay tiempo para aburrirse, pues enseguida los protagonistas deben hacer frente a una amenaza. En este caso, que un soldado francés, al descubrir cómo termina la guerra de la independencia, decide asesinar a Juan Martín Díez, El empecinado, para cambiar el transcurso de la historia. Como veis, El ministerio del Tiempo tiene ese añadido de jugar con personajes reales, que es uno de los elementos que más me gustan de otra gran serie de viajes en el tiempo, Doctor Who. De hecho, en el avance de los siete episodios restantes que forman la primera temporada, nos enseñaron a qué personajes históricos vamos a conocer.
Pero me estoy adelantando (es que tengo muchas ganas de ver el segundo episodio), porque a lo que iba es que el guión de este primer capítulo es tan redondo que compagina muy bien tanto los distintos elementos de la serie, como la dualidad entre aventura y desarrollo de los personajes.
Así, tenemos una pequeña subtrama de la mano de Julián que resulta muy, muy humana. ¿Quién no habría intentado volver a ver al amor de tu vida si en tu presente ya ha fallecido y puedes viajar en el tiempo? Pues eso. Además, los hermanos Olivares lo escriben tan maravillosamente bien que, aunque podían haber caído en el exceso, en ser lacrimógenos y cursis, son escenas emotivas, de esas que llegan al corazón y te arrancan una sonrisa. De verdad, muy, muy bonita toda esa parte.
Encima, Rodolfo Sancho estuvo magnífico, haciéndote creer que, de verdad, estaba completamente enamorado de su mujer y lo muchísimo que la ha echado de menos.
A decir verdad, todo el reparto está maravilloso. Quizás, de momento, Aura Garrido queda un poco eclipsada, más que nada porque su personaje es el menos agradecido. Y es que menudo equipo nos han planteado: Julián no sólo protagoniza la gran historia de amor del episodio piloto (muy originalmente contada, además), sino que al ser de nuestra época es con quien más se empatiza y también tiene puntos muy divertidos; el constante asombro de Alonso es también muy divertido y Nacho Fresneda no puede estar más natural en el papel; Jaime Blanch interpreta al subsecretario y es que ese hombre tiene una presencia increíble, yo no puedo dejar de sentir debilidad por él; y el Ernesto de Juan Gea, que parece sacado de Men in black, es el típico personaje resolutivo y badass que mola un montón.
Aunque, ojo, si alguien destaca por encima de los demás es Irene Larra, que es grandeza desde ya. Cayetana Guillén Cuervo está fabulosa, tiene una clase y una elegancia completamente magnética y su personaje te gana desde que aparece. Grande, muy grande esta mujer, sí, señor.
Otra que apunta maneras, aunque de momento la hemos visto poco, es Natalia Millán, cuyo personaje viene envuelto en misterio y que parece que traerá la trama a largo plazo. Y, por cierto, quizás son paranoias mías, no lo negaré, pero yo juraría que su personaje, Lola, y el de Irene fueron amantes en el pasado. Que sería algo que me gustaría mucho, por cierto, ya que ver a esas dos pedazo de actrices compartiendo esa trama sería total.
De momento, de esa trama a largo plazo sólo hemos tenido la presentación, pero creo que podrían darnos algo muy potente y, la verdad, confío en ellos.
Porque, además, El ministerio del Tiempo no sólo goza de un guión impecable, sino que su factura está al mismo nivel. Es increíble tanto la fotografía, como el ambiente y, sobre todo, los efectos especiales. Poco a poco en España se están mejorando, pero, por ejemplo, hasta series técnicamente muy buenas como Velvet o Cuéntame tienen cromas que se notan. Yo no me suelo quejar de esas cosas, más que nada porque creo que lo principal es el guión y la interpretación y, encima, tras ver Once upon a time en Wonderland hasta los cromas del antiguo Sé lo que hicisteis me convencen, pero sí que creo que en El ministerio del tiempo se han lucido completamente con ellos.
Tanto el edificio en sí, como las distintas épocas que pudimos ver, incluso la caracterización de los personajes está increíblemente bien hecho. Aunque los personajes se disfrazan para viajar al pasado, y ellos se sientan así, disfrazados, la ropa no lo parece.
Y ya sólo me queda comentar un apartado, algo que me gustó muchísimo y es que El ministerio del Tiempo no sólo es entretenida, que lo es, sino que también es muy divertida. Está llena de situaciones en las que los protagonistas, al ser de distintas épocas, crean conflictos de lo más divertidos y los guionistas saben sacarles provecho. También hay muchas referencias, sobre todo por parte de Julián, que es el personaje que es contemporáneo del espectador, así saca a relucir Terminator o, estando en el pasado, se hace llamar Curro Jiménez.
Uno de mis guiños favoritos fue el que llamaran a Alonso “Capitán Alatriste” y él estuviera completamente perdido, aunque luego acabara encontrando el libro al visitar una librería. Muy grande, en serio.
Al igual que los continuos comentarios a cómo es España y sus funcionarios: les quitan las pagas de Navidad, les mandan a una misión sin preparación ni nada... También saben jugar muy bien con las nuevas tecnologías: el decir que la gente del pasado se adecua muy bien a ellas, aunque luego se enganchan a las redes sociales y ya es algo más problemático; el que apague el móvil que usan si se le vuelve loco o la grandísima aplicación de móvil para saber a cuándo lleva cada puerta.
Vamos, que para El ministerio del Tiempo sólo tengo halagos y para vosotros, de nuevo, la recomendación de que la veáis porque, en serio, es una de las mejores series que he visto. Series, en general, no matizando españolas.
Así que no se a qué estáis esperando: ¡corred a verla, insensatos!