Revista Libros
A través del espejo (1871), de lewis carroll. novela de ajedrez.
Publicado el 30 marzo 2010 por MiguelmalagaCon vistas al estreno inminente de la película del siempre interesante Tim Burton, leo el segundo libro de Alicia un par de meses después de haberlo hecho con el primero. Por lo que sé, en la película veremos un tercer sueño de Alicia, convertida ya prácticamente en una mujer.
En este segundo sueño la protagonista no va a parar exactamente al País de las Maravillas, sino al reino del otro lado del espejo:
"(...)si me hicieras caso un momento en lugar de estar todo el rato hablando, te explicaría lo que pienso acerca de esta casa que hay al otro lado del espejo... Fíjate, en primer lugar está ese cuarto que hay al otro lado del espejo, que se parece tanto a nuestro propio salón, sólo que las cosas están al revés de como están aquí."
Perdida la originalidad y la capacidad de sorpresa de la primera parte, Carroll intenta que esta segunda aventura de Alicia se atenga a algunas normas, por ejemplo a las del ajedrez, para romperlas cuando le conviene. En realidad el mundo del otro lado del espejo no se gobierna por la regla de ser todo al revés que en el nuestro, sino por el absurdo, los equívocos y los juegos de lenguaje.
¿Es Alicia la que sueña o es ella soñada por otra persona? Un enigma entre filosófico y literario da comienzo a la visita a estas tierras fascinantes y burlescas a la vez. En su camino encontrará seres con una visión entre surrealista y extrañamente lúcida de la existencia, como Humpty Dumpty, el ser con forma de huevo que es capaz de dominar el lenguaje como nadie, porque no deja que el lenguaje le domine a él:
"- Cuando yo empleo una palabra - insistió Humpty Dumpty en tono desdeñoso - significa lo que yo quiero que signifique... ¡ni más ni menos!
- La cuestión está en saber - objetó Alicia - si usted "puede" conseguir que las palabras signifiquen otras cosas diferentes.
- La cuestión está en saber - declaró Humpty Dumpty - quien manda aquí... ¡si ellas o yo!"
A Tim Burton, creador de un lenguaje cinematográfico muy personal, se le debió caer la baba ante la posibilidad de utilizar a personajes como éste, tan libres que ni siquiera se dejan esclavizar por el significado de las palabras. Claro que adoptar un significado universal para cada una de ellas es imprescindible para el entendimiento humano... Aunque ¿nos entendemos de todos modos?