A través del Sáhara – @JokersMayCry

Bañaste mis labios con los pétalos húmedos de tu boca trazando constelaciones con la punta de tus dedos en mi piel mientras sabía que todo se iba a la mierda porque nada existía excepto tú, tal vez yo, si es que mi alma no estaba despegando del Infierno hacia el cielo de tus ojos, y nada más… Convertiste cada abrazo en un pequeño e íntimo manicomio que ahora reduzco a líneas. Tus manos se deslizaron por mi alma, tu alma cubrió mi cuerpo, tu mirada zanjó mis mil batallas con demonios jugando con insomnios y noches de aquelarres demenciales, la luz de tu sonrisa entraba escoltada por una cálida brisa en cada una de mis heridas abiertas.

Y todo se hizo blasfemia en nuestros labios con una despedida que llevaba por epílogo el título de un “te quiero” susurrado en los dominios del silencio y un “quédate” ahogado en el murmullo de unas lágrimas muertas que salían de los epitafios de tus ojos color verde esperanza “Waiting for Godot” encuadernado en cuero marrón envejecido por el tiempo que fermenta oscuras y lejanas estrellas en torno al universo negro y caótico lleno de la nada y  genético caos una diezmilésima de segundo antes de ser Big Bang de tus pupilas. Te hubiera quitado el sujetador para llorar entre tus tetas y darles besos de mariposa ahogada mientras mis pestañas húmedas aleteaban entre las flores de tus pechos, pero me estoy quitando de las absurdeces de poeta fracasado alcohólico, aunque llorar esperma mientras el corazón late por ti y quedan heridas de tinta en mis dedos tras un whisky me sigue pareciendo una decadencia bastante romántica.

Te alejaste con ese trozo de tu vida hecho ropa arrugada en una maleta que pesaba, y la despedida pesaba, y el suelo bajo nuestros pies pesaba, y el cielo hecho infierno sobre nuestras cabezas… Dios… Joder… Todo era pesar y, sin embargo, tú eras capaz de andar entre tanta gravedad, de alejarte volviendo cada pocos pasos la mirada para verme, para ser testigo de cómo iba haciéndome una mancha oscura en la distancia mientras caminabas por las vías del tren de las pesadillas hasta que ya no me ves, pero yo sigo ahí, el mismo sitio… Y tú eres ya un grano de arena, pero el grano de arena más hermoso que conforma esas dunas que entran al tren. El aire ahora es el aliento de Lucifer por el que viaja el sonido de una voz artificial que anuncia que el tren se va. El tren arranca, el tren se aleja y el tren también se hace un grano de arena quedándome en un desierto abrasador en el que la temperatura caerá drásticamente de noche. Las sábanas me parecerán ásperas, llenas de arena y perderé la orientación en la inmensidad del hueco que ya no ocupas, con la boca seca buscando el oasis de tus labios.

Tu imagen es un espejismo que sólo logro ver en la forja del delirio mientras cada arruga de las sábanas llegan ser dunas que se mueven de un lado a otro con los suspiros de anhelo hasta que me pierdo entre el Sáhara de la soledad por encontrarte. Pero tú ya no estás, sigues siendo un grano de arena muy lejano que dejó un extenso, uniforme y monótono desierto repetitivo al irse mientras pienso que una vez bañaste mis labios con los pétalos húmedos de tu boca trazando constelaciones con la punta de tus ded…

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