Revista Cultura y Ocio

A tu lado vamos todos

Publicado el 05 diciembre 2012 por Lalolash
Es el lema de la nueva campaña de la Dirección General de Tráfico que se inicia hoy. Previene que algo queda. En este caso no hay nada de efectismo ni ningún drama sangriento epatante. Hace hincapié en las distracciones e imprudencias que no por ser cotidianas tienen desenlaces menos trágicos.

No estoy muy segura de que este tipo de campañas sirvan para algo porque todos nos sabemos la teoría pero no la tenemos interiorizada. Al ponernos frente a un volante se nos olvida el mundo. Hay cosas que no te enseñan en las autoescuelas que utilizan todo tipo de artimañas (cursos exprés-intensivos-rapid-plus) para pasar el trance lo antes posible y tener muchos clientes. Y una vez obtenido el tan ansiado carnet se acabó la formación, refresco o actualización de conocimientos. Hasta los 80 al volante gracias a aquel cursillico que hice hace 62 años. Me estoy refiriendo a conceptos tan elementales como la educación, el respeto, una conducción preventiva o defensiva, una conducción bajo condiciones adversas... En definitiva a una sólida concienciación de la atención que requiere manejar un vehículo y de la responsabilidad que esto supone. Siempre y con cualquier vehículo; camión, coche, bicicleta o patinete. Incluso aunque seas la persona más prudente al volante, no puedes controlar lo que van a hacer los demás.
Lamentablemente no te das cuenta del verdadero sentido de estas campañas hasta que vives en primera persona un accidente. Ahora ha hecho casi un mes de mi segunda oportunidad en la vida. Todo se quedó en un susto pero por primera vez en mi vida vi la muerte de frente. En esta ocasión ver la muerte de frente es una expresión literal.
 Afortunadamente todos salimos ilesos del accidente. La chapa de mi coche se llevó la peor parte. Pero aunque no pasó nada importante llevo todo este tiempo paralizada (esto también es una literalidad). Una parte de mis ajetreadas noches la ocupo pensando en superar el miedo a conducir en general y de noche en particular. Necesito el coche para trabajar, así que esa lucha es inevitablemente diaria. El resto del día lo necesito para maldecir a las aseguradoras y para hacer cálculos imposibles para comprar un nuevo coche (o máquina del infierno, según se vea) y los escasos ratos libres me entretengo en reproducir incesantemente las escenas del accidente en mi mente. Y como esto no puede seguir así, he decidido que mañana mismo retomo mis aficiones; mis lecturas, el blog y mis estudios (bueno esto último igual el lunes que mañana es fiesta y tal).
 Así que ya sabéis: Cuidadín en la carretera y nos vamos leyendo.

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