Escribe un apasionado lector en un grupo de wassap, después de leer un artículo sobre la despoblación: "La escritura de Froilán de Lózar siempre me engancha. Me obliga a leerlo dos o tres veces. Primero, para conocer el concepto, el contenido, el mensaje. Luego, y es cuando repito, para disfrutar de su poesía y, una vez más, para aprender a escribir."
Es un honor tener lectores que esperan tu artículo para saborear lo que tengas que decir, aunque lo que digas no resuelva el problema. No soy dado a las alabanzas. Ya dicen que, quien mucho te alaba, algo tuyo quiere, que no es el caso del doctor Riaza, un amigo que ha viajado mucho, que escribe bien, que siente a Palencia en todo lo que emprende y que solo necesita revisar y empatizar con la historia que sube cada viernes a este Diario. En un ejercicio de corresponsabilidad yo estudié su pensamiento sobre la situación poblacional en nuestra comunidad. Habla en esta carta de Castilla, cuando era la frontera y el sistema de contención de las invasiones islámicas para que no llegaran al reino de León, donde estaba la Corte. Y lo que dice no tiene desperdicio. Volver al pueblo es imposible tal y como está planteado hoy todo, sin castillos cada 25 kilómetros, reemplazando a los castillos por todo aquello que demandan nuestros pueblos: buena comunicación, medios de transporte, centros sanitarios. No hay interés político en resolverlo. Lo cierto es que se hacen mesas redondas, se prodigan debates, los políticos se refieren a ello como una tarea pendiente desde hace muchos años, pero no se hace nada que lo frene e invite a repoblarlo. Los augurios no invitan a celebraciones. Nueve de cada diez localidades castellanoleonesas han perdido población en este siglo. Los demógrafos ya han advertido que sin servicios están condenados a desaparecer. Pero lo llevo escuchando desde que era niño y como romántico que soy me voy preparando para el regreso. No vamos a negar que casi todo habla en contra de una recuperación, que las autoridades no se implican, pero allí están mis recuerdos, la tierra a la que canto desde lejos, una biblioteca inmaculada para pasar el tiempo. Te prometo que pondré mi granito y, desde aquel cielo, mientras el cuerpo aguante, escribiré para que me leas dos veces y te llenes de magia.
Cada viernes en la tercera de Diario Palentino