Revista Comunicación

A un Tweet de Distancia – Microficción

Publicado el 14 febrero 2013 por Cosmoduende @cosmoduende

El GPS marcaba el lugar, un kilómetro más y llegaré a la posada Manrioque, cosa extraña no haber oído hablar antes de ella, lo bueno de mi nueva aplicación móvil “De Mochilazo” es que te recomienda lugares inigualables para viajeros como yo, soy cronista de espacios, vivencias y aventuras, no hay nada mejor que estirar las piernas y ver a donde te conducirán a cada paso del camino.

“Bienvenido a Presente, población 275 habitantes”, leí en el poste de entrada, el día estaba nublado con un atisbo de calidez que atravesaba las nubes, mi celular marcaba una barra de señal, suficiente para conectarme a la Web, sin darme cuenta choqué contra algo y ese algo terminó en el suelo, –¡Disculpa!– dijo una voz femenina claramente molesta, bajé la vista y la vi por primera vez, –lo lamento, no era mi intención tirarte– le dije extendiéndole una mano para ayudarla a levantarse, -sería mejor si caminaras con la vista al frente amigo- aseveró ella , –lo tendré en cuenta mmm… ¿cómo te llamas?– quise saber, –Roxana–respondió, una bicicleta pasó muy cerca de mí y tuve que saltar a la acera para que no me atropellara, –creo que seguiré tu consejo Roxy y mantendré la vista al frente– le anunciaba pero al voltear ella ya no estaba, miré en todas direcciones pero se desvaneció del mismo modo en que me topé con ella.

Me dirigí a la posada y me registré, no podía dejar de pensar en ella, así que decidí preguntar por allí y tratar de encontrarla, -con tan pocos habitantes no podría ser muy difícil- pensé; interrogué al encargado si conocía a una linda chica llamada Roxana, pero solo me miró como si fuera un bicho raro cuando saqué mi smartphone para revisar los mensajes del día, anduve un rato por las callejuelas, pensando en cual sería su historia, en una de las ventanas de las tiendas descubrí un flyer que invitaba a la feria de primavera esa noche, con un poco de suerte Roxy estaría en ella.

La feria tenía dulces típicos azucarados, varios juegos de canicas, tómbolas, aros, muchos de los cuáles tenía años sin ver, como si el tiempo se hubiera regresado y la tecnología estuviera retrasada, lo que explicaría la TV algo vieja de mi habitación, el teléfono de cable, los apagadores y algunos otros artefactos que no quiero recordar, estaba ensimismado en mis cavilaciones cuando alguien me susurró al oído –nunca me dijiste tu nombre amigo–, salté sorprendido y al alzar la vista allí estaba ella sonriéndome, –soy Fernán– le comuniqué, invitándola a sentarse conmigo, –vaya movimiento el tuyo, estrellarte con chicas para conocerlas, te funcionó esta vez, ¿escuché que me buscabas?– preguntó, –hey, no fue intencional, me disculpé por ello, pero ¿porqué desapareciste?– cuestioné, –la excusa de siempre, tenía prisa, además ubicarte era pan comido, tienes toda la pinta de turista amigo y como habrás notado hay muy pocos por aquí–.

Perdimos el tiempo vagando por la feria, reímos, charlamos e incluso me hizo subir a los juegos mecánicos, nunca me la había pasado tan bien como en esa noche, le pedí que se tomara una foto conmigo, al ver mi teléfono puso la misma cara que el posadero, –¿Qué nunca antes habías visto uno de estos?– argüí, –no es eso, simplemente el modelo Touch se supone que aún está en desarrollo– me informó, –¿de qué hablas?, este modelo es uno de tantos que están en el mercado actualmente– expresé , antes de que pudiera decirme otra cosa empezó a llover y corrimos hacia el primer techo que vimos, –sonríe-   me alentó recargando su cabeza sobre mi pecho mientras tomaba una foto con su teléfono, ¿tu Twitter es?– preguntó, –@feranviajero, ¿el tuyo?– cuestioné y Roxy se había esfumado una vez más, creí verla por un segundo y traté de alcanzarla, sin embargo solo llegué al límite del pueblo llamado Presente, lo crucé buscándola y me perdí, para el momento en que re encaucé el camino de vuelta ya había amanecido.

–Será mejor que vuelva a mi habitación y me de una buena ducha– pensé, al caminar el poblado parecía abandonado, sin señales de vida, entré en la posada y ¡oh sorpresa! mi mochila ya no estaba, me quedé sentado en la cama polvorienta, saqué mi teléfono y activé el GPS, no reconocía la zona, la marcaba como pueblo fantasma, salí del mismo a pie, ¿quién me creería lo que acababa de pasar?, seguí un tramo más y el sonido de tweet recibido llamó mi atención, era de @roxy275, decía –hola amigo, olvidaste algo–, desplegué la foto y ella se hizo material frente a mis ojos, –ten tu mochila– sonrió tendiéndomela, –adoro la tecnología del futuro– le susurré aproximando su cara a la mía.

Solo hay una entrada a Presente, pero muchas y variadas salidas a Futuro.

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