Revista En Femenino

A veces digo NO

Por Clau707
Cada vez que escucho que "criar con apego" es un caos y un despropósito, me pregunto qué entenderá el común de la gente como "crianza respetuosa". 
Crianza con apego es una palabra que encierra cientos de cosas. No es reduccionista. No está limitada a aquellas familias que llevan en brazos a sus hijos, a las que colechan, a las que dan teta, a las que buscaron un nacimiento respetuoso. Crianza con apego no se reduce a los primeros años ni se limita a estos dogmas, esencialmente porque cuando la teta, el colecho, los portabebés quedan en la historia del niño que fue, aún queda mucho (pero mucho!) hijo por criar. Y desde luego también se puede criar de forma respetuosa sin haber hecho estas cosas.
A veces digo NOCrianza con apego no es -sólo- buscar alternativas respetuosas para su educación (escuelas activas, homeschooling...), o crear para él un "mundo" feliz donde todos seamos igual de raros criando. Crianza con apego no es una moda, no es una "alternativa" de gente "natural" que opta por otras formas de vida y con la cual se etiqueta desde lo externo a todas y a ninguna (recuerdo por ejemplo el reportaje "ecomadres"... en el que se mezclaba el parto en casa, comida biológica, la no vacunación, la no escolarización y otras alternativas como si fueran  los mandamientos de la crianza con apego). Estas son opciones de vida respetables, pero que no son inherentes a la crianza con apego. No son excluyentes ni incluyentes. 
La crianza con apego no termina a los dos años cuando el niño tiene la primera rabieta y parece que todo lo que hicimos a este ese momento fue una equivocación. Ni es dejar que el niño crezca como una plantita silvestre, sin ejemplos ni guías de ninguna clase (en mi trabajo diario a veces veo cómo hay mamás que con la excusa de la crianza "respetuosa" han descuidado por completo al bebé/niño... no le lavan, no le acompañan en su desarrollo, no le cuidan... U otras que no permiten que el niño crezca y pretenden tener un bebé eterno, que no le dejan andar, que hacen todo por él). 
La crianza con apego no es -como me dicen a diario- permitir que los hijos se te suban a la cabeza, que no conozcan límites, que piensen que el mundo gira en torno a ellos... No lo es. La crianza con apego no es decir siempre y a todo SI. A veces digo no.... 
Pero no hay un "how to do". Es imposible tener métodos infalibles o estándar para cada niño. Medir y poner reglas generales para cada situación o momento. Imposible. Y como no existe un manual de padres, es inevitable equivocarse en ese camino de la crianza cientos no, miles de veces. Todos nos equivocamos y metemos la pata. Con esta realidad que me sacude de vez en cuando, a lo largo de la crianza de mis hijas he ido aprendiendo que:
  1. No todos los niños son iguales
  2. Que no sólo el "método de crianza" hace la diferencia, sino que el temperamento del niño ayuda. Por lo que en mi caso particular, he tenido dos hijas que no parecen ni primas. Una tranquila y sosegada, que jamás  tuvo rabietas, ni durmió mal, ni dio mayores preocupaciones... hasta que fue mayor; y otra que me enseña a diario que no todo está en mis manos y que la paciencia tiene límites extraordinarios. Es ahora cuando empiezo a disfrutar de su infancia.
  3. Que el tiempo es amigo y enemigo de los padres. Hace que olvides fácilmente todos los malos ratos... pero pasa tan rápido que no da lugar a disfrutar serenamente de las etapas dulces de la maternidad. Hay que vivir todo a plenitud, lo bueno y lo malo... porque inevitablemente, pasará. 

No se puede decir siempre que sí 
A veces digo NOAlgo que he aprendido en este tiempo es que no se puede decir a los hijos siempre SI. Y que a veces quedaremos como tiranos y malos padres con ellos... (la mamá de Fulanita le deja...). Que criar en el apego no es permitir lo que se les ocurra. He aprendido que a medida que crecen se hacen conscientes de lo bueno y lo malo y pueden comprender el valor de las consecuencias de sus actos. Y lo empiezan a hacer desde muy pequeños... cuando les dices por ejemplo "esto quema" y lo tocan de todas formas... no porque desconfíen de ti o no te crean, sino porque les es necesario aprender en base a la experiencia, en base la frustración, en base a equivocarse por ellos mismos.Es imposible estar allí en todos sus momentos... sólo podemos enseñarles el poder de la elección, formarles una conciencia crítica. 
¿Pero cuál es el límite de la propia experimentación? En primer lugar y especialmente cuando son chiquititos, diría que la seguridad. Es decir, no podemos permitir que el niño cruce la carretera solo, juegue con fuego, no quiera ponerse el cinturón de seguridad, se haga de un cuchillo de matancero y juegue a destripar al perro de casa. No podemos permitirlo. Y llorará. Y se sentirá mal ante nuestra negativa... pero no hay otra opción posible. Consolar ese llanto, explicarle la situación (aunque parezca que no entiende nada) y ser firmes en nuestra acción es un buen tip a seguir.
En segundo lugar: su bienestar. Si el niño está enfermo y la medicina es horrible o es inyectable... pues no hay más opción que tomarla. O si tiene piojos y no le gusta que le hagan una "limpia"... igual.
En tercer lugar, la idea de límite-ejemplo. Es decir, el verdadero límite es el que se pone con el propio ejemplo. No pegues, no pegará. Se respetuoso, respetará. Es dificilísimo cumplir esta premisa. Yo soy una madre gritona. ¿Cómo pedir que no griten?
Hace dos días hablaba con una amiga sobre límites y castigos y lo difícil que es "no pasarse", no ser un dictador en casa. Y es cierto. A los padres nos sale con mucha frecuencia el NO de forma automática... pero abusar del SI puede ser igual de perjudicial. A un niño de 2 años hay cosas que no le podemos pedir y que no se pueden negociar porque ni las entiende ni le interesa entenderlas... cosas que hay que hacer por él, por cuidar su bienestar y será duro para el bebé aceptar que somos los adultos y decidimos. A los 6 entenderá perfectamente lo que es vivir en sociedad y por qué debemos ser considerados con los demás. Así, cosas como recoger sus juguetes, irse a dormir cuando le digamos, pedir las cosas por favor, se harán hábitos de su día a día y no serán vividos como imposiciones sin sentido. 
Y cuando son aún más grandes, están perfectamente capacitados para entender que hacer las cosas mal puede tener consecuencias y que éstas repercuten sobre sí mismos y su vida.  Con mi adolescente lo vivo cada día: Entonces perder una asignatura, no poder hacer un viaje que deseaba, no salir el sábado... no se convierte en un castigo sino en una consecuencia de una acción anterior. Es una circunstancia creada por ellos mismos. Es el resultado de sus decisiones. Les frustra, les afecta enormemente. Pero crecen.
A veces digo NO
A los padres no debería darnos miedo de ejercer el derecho al No por temor a ser considerados menos modernos, menos amorosos, menos respetuosos. A veces, decir NO es la mejor manera de decir te quiero. Porque jamás hay que olvidar que, tengan la edad que tengan, los adultos somos nosotros y nuestra responsabilidad como padres no acaba hasta que se van de casa. Y a veces, ni eso ;-)

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