Ayer fue uno de esos días en los que se puede decir que no empiezas con buen pie...
Ayer, como muchos ya sabéis, tenía que realizar mi último examen, así que el día ya empezaba con un estrés añadido nada más abrir los ojos. Debo decir que aunque me había puesto el depertador a las 08:30 desde las 06:30 estuve ininterrumpidamente abriendo un ojo para ver si me había quedado dormida. Ese miedo de no llegar a la hora correcta (de hecho llevo toda la semana obsesionada con que quizá me equivocara de día y se me hubiese pasado la posibilidad de hacer el examen...) ha trastornado completamente mi ciclo REM.
Así no pude evitar levantarme ya cansada y agotada física y psicológicamente.
Una vez que salí de casa comencé a caminar en dirección a la estación de metro y como iba en mi mundo no me he di cuenta de que pasaba por debajo de una escalera... En principio no soy supersticiosa, pero también pienso que quien evita la ocasión evita el peligro. Y aunque el hecho de pasar por debajo de la escalera en sí mismo no me produce ningún tipo de pensamiento negativo, ayer sucedió de forma diferente: cuando me di cuenta estaba plantada justo debajo de la escalera, parada y me salió un espontáneo !vaya! que creo condicionó el resto del día...
No fue la escalera en si la que inspiró "mal rollito", fui sido yo misma al pensar en ello y darle la importancia que no tiene...
Así llegué a mi examen y no voy a entrar en detalles aquí, pero fue un completo desastre. Ahora bien, el que no se consuela es porque no quiere... septiembre me brindará una segunda oportunidad.
Después llegué al trabajo intentando no darle más importancia a mi fracaso estudiantil, pensando en un día relajado y sin mucho movimiento, pero en cuanto he abierto la puerta me he dado cuenta de cuan equivocada estaba... Hoy iba a ser una jornada de todo menos tranquila...
Así la pasé, pensando en volver a casa, ponerme cómoda y relajarme (olvidarme de todo)...
Suerte que de vez en cuando la vida (o las personas) te sorprenden y cambian tu punto de vista y le dan un giro a tu día.
Cuando abrí el buzón me encontré con esto...
Un pequeño paquetito que yo no esperaba. Mi sorpresa y alegría llegaron cuando le dia la vuelta al paquete para ver quién me lo remitía:
A María la conocí este verano y aunque no tuvimos demasiados días para conocernos puedo decir que es una de esas personas que enseguida trasmiten paz y sabes que son buenas personas. Me gusta mucho encontrarme en mi camino con personas como María porque creo que merece la pena pararse un poquito a conocerlas.
Además María es una artistaza! Se dedica a la cerámica y no es fácil, por eso aprovecho este post primero para darle las gracias por esta sorpresa que me alegró el día y cambió su rumbo y segundo para daros a conocer a una artista que poco a poco está intentando ganarse la vida con lo que más le gusta... Vamos a ayudar un poquito ¿no?
Primero me he econtrado con la llave que abrirá nuevas puertas en mi camino (estoy segura) y segundo con un broche muy lindo que ya he estrenado! Si te gusta puedes conocer más sobre el trabajo de María aquí. Los broches además los puedes comprar en una tienda monísima (yo estoy enamorada de todas las cositas que puedes encontrar...) con un toque romántico que me apasiona: La Santa.
Estoy encantada con mis regalitos, no me los esperaba y me han sorprendido muchísimo!
Gracias María!
Buen fin de semana a tod@s!
Besitos y hasta pronto!