Revista Talentos

A veces las cosas no salen como uno quiere.

Por Larazetamol
No soy partidaria de hacer este tipo de cosas, pero necesito desahogarme, aunque sea escribiendo...
Estoy harta de que, en este país, sólo pueda salir adelante la gente con dinero. Harta de que los ricos lo sean cada vez más y que los pobres tengamos cada vez menos dinero y derechos. Harta de que nos dificulten el acceso a la Educación de esta manera.
(Aviso: Hay mucho que leer)
¿Va a ser mejor médico una persona por sacar mejor nota en Selectividad? Hay gente que nace con una vocación y que, por culpa de un examen, se queda a las puertas de lo que podría haber sido su futuro. Luego, hay otros que, simplemente, no pueden permitirse el lujo de pagarse los estudios.
Por desgracia, yo pertenezco a los dos grupos. De ser una persona que tuvo la oportunidad de adelantar un curso en Primaria, pasé a ser alguien que casi no tiene opciones ni recursos para estudiar.
Hace cuatro años tuve una mala época que afectó mucho a mis estudios y, poco a poco, mi expediente fue echando a patadas aquellos sobresalientes que un día tuve. Tenía demasiadas cosas en la cabeza, pensaba en miles de cosas, menos en lo que tenía que pensar. No me daba concentrado, no era capaz de atender más de cinco segundos a lo mismo. Me hablaban y yo estaba en otro mundo, distraída hasta por lo más absurdo. Y, a día de hoy, todavía me cuesta un poco.
Tenía profesores que sabían por lo que estaba pasando y supieron comprenderme y mostrarse pacientes conmigo, animándome a seguir luchando por mi futuro. Sin embargo, hubo una persona que me quiso hundir desde el primer día. Nunca comprendí por qué se comportaba de esa forma conmigo, pero acabó ganando. Acabo consiguiendo que me quedase un año entero en casa, sin mis compañeros y sin clase. Durante ese tiempo me preparé Selectividad por mi cuenta y, al final, no me fue mal del todo. El problema era que mi media de Bachiller no era muy brillante, por lo que os había dicho antes...
Para lo que realmente quería hacer no me daba la nota, pero tenía segundas y terceras opciones que no me disgustaban. Me apunté en cuatro carreras diferentes: dos que me gustaban y dos que eran de "comodín", digamos.
Salieron las primeras listas y... ¡sorpresa! No estaba  ninguna de las dos carreras que me gustaban... Sin embargo, pude ver que había gente que las tenía como quintas e, incluso, octavas o novenas en orden de preferencia. ¡Yo ni siquiera había marcado tantas!
Esperé al segundo plazo, por si alguien se daba de baja, y conseguí posicionarme como tercera en lista de espera. De todos modos, se quedó en eso... Tercera en lista de espera. Y, personas ya matriculadas con esas mismas carreras como octavo recurso. ¡¿En serio?! ¿No deberían ir primero las personas que realmente pensaban hacer eso y no las que se planteaban hacerlo si le fallaban sus primeros siete planes? No lo entiendo. Creo que, primero, deberían ordenar por el orden de preferencia de la carrera y luego, dentro de ese orden, por las notas.
Esperé al tercer plazo, pero ya aparecían ambos grados cerrados. Afortunadamente, me habían convocado en una de las carreras "comodín" y, aunque no me entusiasmaba la idea de estudiar eso, sabía que después tenía opción de llevarlo al campo que a mí me gusta y me matriculé. Había buscado pisos, puesto que tenía que irme a otra provincia, y me había informado sobre la carrera y la universidad. Estaba lista para comenzar mi nueva vida, esa a la que le tenía tantas ganas.
Hoy, me levanté muy temprano y me fui al centro en el que imparten las clases a las que asistiría durante este curso para terminar de arreglar todo. Llegué a Secretaría y la señora que estaba allí me dice que hay que pagar 500€ al mes porque es un centro privado. ¿Hola?
Me quedé más blanca de lo que ya soy. No había visto que era un centro privado en ningún lugar, y mira que me había informado. Soy huérfana y ni de broma puedo permitirme pagar 500€ al mes, un piso en una ciudad a más de 150 km de donde vivo, los gastos de la vivienda y el transporte urbano, así que tuve que ir al Rectorado a anular la matrícula y la solicitud de la beca.
Seguí dándole vueltas hasta llegar a casa, donde volví a entrar en la página web del centro para ver si realmente ponía que es un centro privado y yo no lo había visto. No me faltó hacer click sobre ninguna de las pestañas de la web y no pone nada de que sea un centro privado, ni hay precios ni tarifas. Es más, dice ser un centro sin ánimo de lucro al alcance de todos.
No pone absolutamente nada. Al menos no había sido un despiste mío.
Ahora, pienso en todos esos niños de papá a los que cada año les facilitan las preguntas del examen (no, no es una leyenda urbana), además de que ya tienen dinero y prácticamente no les hace falta nota para nada, y se me revuelve el estómago.
¿Y se extrañan las personas cercanas a mí de que sea tan pesimista? Normal que lo sea.
Aquí estoy. Me encuentro exactamente igual que hace un año, ya que, a veces, las cosas no salen como uno quiere. Genial.
Gracias, Ministerio de Educación. Gracias, Gobierno Español. Gracias, de verdad. Estáis consiguiendo que este país carezca de futuro y tengamos que emigrar para buscarnos la vida.
A veces las cosas no salen como uno quiere.

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