Llevo casi media hora delante del editor del blog sin decidirme a apretar ni una tecla. Bueno, miento, porque he escrito ya como doce títulos y veinte primeras frases, pero ahí me quedo. Algunos dirán que es culpa de lo dispersa que soy y no niego que algo de eso hay, porque entre tanto ya he abierto unas cuantas páginas, he cambiado el estado de Facebook y he respondido algún correo. Ah, y también atendía a un capítulo de Mentes Criminales en el que un tipo le cortaba las piernas a unos para ponérselas a otros (no le quedaban muy mal, he de decir). Pero no es por lo dispersa, creo, por lo que me cuesta ponerme al lío. ¡Es que hay tanto de qué hablar! Ahora mismo, mientras escribo estas líneas, los digitales (cuatro) publican en primicia (sic) que PedroJota deja la dirección de El Mundo y se me ocurre que ahí hay tema para un palique. Pero claro, soy incapaz de hacer un análisis sesudo del asunto, todo se me va en pensar en corsés, cintas de vídeo y en qué habrá sido de la pobre Exuperancia Rapú. También pienso en floritas y corazones de fieltro, supongo que por asociación, y entonces intento centrarme porque si mi cabeza sigue así floritas de fieltro es lo que voy a acabar haciendo, con unas tijeras de plástico de punta redondeada en la habitación más chica de la López Ibor (loca como una cabra, pero con clase, no vayan a creer).

Entonces me pongo en serio. La visita de Wert a La Laguna, ese es un tema. Además, puedo rellenar con lo de los Príncipes, que vinieron al par de días, igual aprovechando alguna oferta de compra de billetes al por mayor, qué sé yo. Pero de lo de Wert sólo me vienen a la cabeza un par de imágenes: una, la de las faldas del obispo bailoteando mientras huía por la calle Tabares de Cala (qué estilo, qué maravilla de corte, qué caída tan elegante la de esa tela) y otra la de un policía infiltrado en la manifestación que llevaba el chándal más feo de la Historia Contemporánea y una riñonera como si acabara de aterrizar de 1993 (En serio, ¿no saben vestirse como la gente normal? Los del capítulo de Mentes Criminales que sigo viendo sí que saben). Pero de eso ya han hablado otros, más y mejor.
Luego está lo de Gallardón, (todo), lo de los consejos para no masturbarse del ABC, lo del no-sé-qué del Instituto Canario de Empleo que dice que en Canarias no importa que haya paro porque por lo menos hay buen tiempo, y también mis cosas, que a ustedes les importarán un comino, pero a mí a veces me solucionan una columna. Pero llevo ya más de 400 palabras y Mentes Criminales está a punto de terminar y ahora empieza un rollo de póker que no me gusta que me pille despierta, así que creo que voy a poner el punto final. Justo cuando había decidido escribir sobre la última noticia que acabo de leer. Una lástima.
