Sobre televisión me gustaría decir que no la frecuento, lo que no deja de ser una boutade por mi parte porque todo el mundo dice lo mismo aunque se pase cinco horas al día pegado a la pantalla. No es mi caso, palabra de honor: por no ver no veo ni los telediarios. Y salvo el clásico-clásico Saber y ganar, de la 2 de de TVE, las series que me apasionan las veo grabadas. Me encantaron Patria (Homeland), La buena esposa (The good wife) y Hombres de Madison (Mad men), las tres estadounidenses, que no comento por ser sobradamente conocidas por todos, y también la británica Valle Feliz (Happy Valley), menos conocida; una serie magnífica, que mezcla a la perfección drama policial y doméstico, protagonizada por una sargento de la policía rural inglesa, con toda la calidad que tienen las producciones de la BBC y una sobrecogedora descripción del mal cotidiano...
Estoy enganchado a varias series europeas, que me resultan mucho más cercanas que las estadounidenses. No sé como explicarlo pero es así, es como si estuviera en casa..., aunque transcurran en Escandinavia, el Reino Unido o mi admirada Francia. Ahora mismo ando fascinado, literalmente, y en espera de nuevas temporadas, por algunas de ellas: la danesa El legado (The Legacy), la disputa de unos hijos por el legado de su madre fallecida, una famosa escultora; la noruega Ocupados (Occupied), que relata la resistencia de un grupo de noruegos a la ocupación de su país por los rusos, con el beneplácito de la Unión Europea, para hacerse con el control de los pozos petrolíferos; y las británica En cumplimiento del deber (Line of Duty), protagonizada por unos detectives de la oficina de asuntos internos de la policía británica. Y por último, Grantchester, nombre de un pueblecito inglés cercano a Cambridge, en el que, a comienzo de los años 50, el párroco anglicano local ejerce de detective aficionado.
Y siguiendo ahora mismo la también británica Inmaculado (Spotless), sobre dos hermanos franceses residentes en Manchester que trabajan para un mafioso limpiando los escenarios de sus crímenes; y la noruega Absuelto (Acquitted), en la que un joven empresario vuelve dieciocho años después al pueblo donde fue acusado y absuelto del asesinato de su novia para enfrentarse a su pasado. Como ven, no solo escribo de política, problemas sociales o alta cultura. También tengo mi corazoncito popular.
HArendt
Entrada núm. 2882[email protected]La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)