Revista Sociedad

A vueltas con Boni

Publicado el 15 noviembre 2011 por Hogaradas @hogaradas

Por Hogaradas

Boni olisquea su comida a menos de un palmo de su plato, ajena a mis recomendaciones y a mis sъplicas de que se aleje, mientras los trocitos de pollo van cayendo y consiguen salpicar su pequeсa y redonda naricita.
Me encantan nuestros rituales, precisamente por eso, por previsibles, por saber cuбndo y en quй momento van a producirse, por ser cуmplices de ellos dнa tras dнa, y sobre todo porque hemos conseguido esa complicidad con tan solo un poco mбs de un aсo de convivencia y con una edad, la suya, en la que resulta ya difнcil que las costumbres varнen y se acomoden a las nuevas normas.
Al principio no fue fбcil, lo reconozco, a poco mбs que te acercaras a ella enseguida sacaba los pocos dientes que le quedan, cada dнa menos, con un gesto amenazante y horrible, hoy impensable para esta preciosa caniche blanca que es la reina y el juguete de la casa. Pero siempre entendimos su prepotencia, su defensa, ese escudo que a travйs de sus dientes pretendнa marcar un territorio que ahora no existe, una barrera que con el paso del tiempo se ha ido difuminando hasta hacerse invisible.
Toda una vida con quien hasta hacнa poco habнa sido su compaсera dнa tras dнa, toda una vida con quienes le habнan dado cariсo, proporcionado alimento, cuidados, todo lo necesario para sentirse contenta y feliz, y de repente, otra casa, otras personas, otro lugar, todo tan extraсo, tan imprevisible, tan lleno de temores, me imagino que el primero de todos el de sentirse abandonada, perdida, tales eran sus ladridos, sus lloros, los primeros dнas que tuvo que quedarse sola en casa.
Mientras escribo Boni levanta su cabeza y me observa, como suele hacerlo tantas veces cuando hablo de ella con Carlos, incluso sin oнrme, utilizando un sexto sentido que solamente ella posee para saber que mi conversaciуn gira entorno a algo que ha hecho, travesura o no, durante el dнa . Me gusta escribir sintiendo que me acompaсa y leerle mis cosas, ahora ya las nuestras, porque pocas Hogaradas son las que no pasan por su aprobaciуn con un simple guiсo, el mismo que le pido cuando tengo que elegir entre un vestido u otro, cuando necesito que apruebe lo que he decido ponerme ese dнa, cuando pido que por favor me diga que le gusta el ъltimo artнculo que acabo de escribir.
Boni siempre estб ahн, como ahora, a mis pies, las mбs de las veces a mi lado, ocupando ese lugar de privilegio al que solamente se llega con el cariсo, la fidelidad, la confianza, la constancia, el saber que de la manera mбs incondicional siempre estarб a mi lado pase lo que pase, por encima de todo y de todos, en cualquier lugar, en una u otra circunstancia, como reza la letanнa, en lo bueno y en lo malo, siempre, sin ninguna duda.
Ya no concibo esta casa sin Boni, ya no concibo mi vida sin ella, sin su constante compaснa y nuestras continuas idas y venidas, de bronca en bronca, de risa en risa, de amor en amor. Somos, yo creo, la pareja perfecta, amigas y confidentes, amantes de los paseos, de las tardes de terraza, de los domingos de pereza en los que lo mбs nos gusta hacer es precisamente no hacer nada, de las maсanas en la cama arrebujadas en nuestra funda nуrdica, de las comidas caseras, esas que huelen tan bien, del agua fresca, de rodearnos de quienes nos quieren, de buscar siempre la manera de ser felices…
Boni ha conseguido quizбs lo que muchos no han logrado, conocer quiйn se esconde tras esta mujer impulsiva e inquieta, observadora, soсadora, solitaria, enamorada de tantas y tantas cosas, y que solamente aspira a vivir momento a momento y ser feliz. Solamente Boni conoce el secreto, ese que estб en buenas patas, entre las suyas, dуnde mejor.


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