A veces leo la prensa con retraso. Ayer me puse con la edición en papel del país de cinco de marzo. Así voy. Un párrafo magnífico sobre Trump, que cito entero, dentro de una magnifica crónica de Marc Bassets. Los votantes están cambiando y aún no entendemos bien lo que está llegando. Así que no se la pierdan. Algo de luz, en medio del ruido:
"Se ha hablado del descontento, o directamente de cabreo para
entender las motivaciones de los votantes.
Una emoción que quizá ayude a entender el ‘trumpismo’ es la
ansiedad. Shana Kushner Gadarian, politóloga de la Universidad de Syracuse
(Nueva York), es coautora, junto a su colega Bethany Albertson, de Anxious
politics (Política ansiosa), un libro publicado el pasado septiembre, en pleno
auge de Trump.
“La ansiedad política proviene de una sensación de
incertidumbre y es un sentimiento negativo, incómodo”, dice Gadarian en un
correo electrónico. “Para muchos americanos que pasan por dificultades
financieras, existe una sensación de precariedad que les hace cuestionar la
futura seguridad económica de ellos, sus familias y el país. A esto se suma una
ansiedad profunda entre ciertos segmentos del público sobre los cambios
demográficos y culturales que han ocurrido a un ritmo rápido en EE UU en las
últimas décadas”.
Gadarian cita la diversidad racial y el ascenso a la Casa
Blanca de un afroamericano o la conquista de los derechos civiles por gais y
lesbianas. El país de hace unas décadas es irreconocible.
Ansiedad + enfado: esta sería la fórmula Trump. “Mientras
que la ansiedad lleva a la gente a querer sentirse protegida, el enfado le
lleva a querer culpar y castigar a quien perciban como responsable de la
ofensa”, dice. El castigo ahora puede dirigirse a los musulmanes, a quienes
Trump prohibiría la entrada en EE UU, o a los 11 millones de inmigrantes sin
papeles, a los que quiere deportar"