Menuda racha llevamos… Me ausento durante una semana del mundanal ruido escuchando cómo se pierde en un susurro apenas imperceptible la polémica por las propuestas de González-Sinde cuando a mi vuelta, escucho el estrepitoso ruido de los tambores anunciando guerra por la amenaza a la neutralidad de la red.
El primer redoble de tambores lo escuché justo antes de retirarme, el viernes 12 de febrero, y ya entonces tomé nota de unas declaraciones del Presidente de Telefónica que anunciaban guerra. Pero debo confesar que a mi vuelta la sorpresa ha sido mayúscula viendo (leyendo) las espadas en todo lo alto en los más diversos foros.
Por un lado, en boca de quienes parecen haberse autoinvestido de la categoría de guardianes de la red. Aquellos que empleando un discurso visionario se erigen como sumos sacerdotes que velan por los intereses de su iglesia (los internautas). Su visión de cómo deben ser las cosas es dogma de fe; la bondad universal de los principios sobre los que se sustentan sus posiciones las hacen incuestionables. Estos apóstoles de la red que se consideran en posesión de la verdad y a los que es imposible atisbarles una mínima duda en sus homilías me producen desconfianza. Los púlpitos son lugares peligrosos en los que, si se pasa mucho tiempo, el que los ocupa tiende a pensar que está tocado por la Gracia divina. Los iluminados me producen desconfianza.
Por otro lado me he encontrado declaraciones de un ministro que me han dejado atónito. Para este ministro, lo importante para los españoles es que Google invierte más en I+D que todo el programa-marco europeo, lo que quiere decir que hay “una enorme transferencia de recursos que estamos haciendo desde Europa hacia esos buscadores americanos”. Y al parecer, según este ministro, por eso hay que cobrarle un peaje, para quedarnos nosotros con parte de sus recursos. Me recuerda el estilo de Curro Jiménez, un tanto bandolero. Y es que es más fácil esconderse en la Serranía de Ronda para robar que labrar la tierra y hacer bien los deberes. ¿Vamos a cambiar el modelo productivo de este país mirando con envidia a una empresa privada porque tiene su sede fuera de nuestras fronteras y porque hace lo que nosotros no sabemos hacer, que es innovar? Y lo hacen asumiendo sus riesgos, con productos que funcionan y otros que se quedan en un “puf” (ahí están GoogleWave o Nexus One, por citar dos ejemplos).
No haré proselitismo sobre una posición u otra, debo confesar que tengo dudas, y mientras las tenga, sabré que estoy en el camino correcto, el de preguntarme, analizar y pensar, siendo crítico tanto con los tele-predicadores de Internet como con los vírgenes del sentido común.
Volveré a este “block” con mis reflexiones sobre este tema, pero de momento necesito desintoxicarme de lo leído hasta el momento. Seguiremos pensando.