A vueltas con la tasa turística

El impuesto turístico no prosperará. Al menos de momento. Pero algo habrá que hacer si no se quiere perder competitividad.
Hubo un intento hace un tiempo de crear una tasa turística, de imposición local, que ayudara a potenciar la promoción de determinadas zonas. Los paganos debían ser los turistas y el sistema se articulaba mediante el pago de un euro por noche de hospedaje que debían imponer los hoteles a sus huéspedes.
El artífice de la propuesta fue uno de los vicepresidentes de la CEOE, el hotelero Joan Gaspart, pero el sector lo está rechazando. Jordi Clos, presidente de la cadena DerbyHotelsCollection (una quincena de establecimientos de lujo), ha elevado su voz para denunciar la injusticia. Y pone el ejemplo de Barcelona uno de los principales destinos turísticos españoles y europeos. De los casi 25 millones de turistas que aterrizan en la ciudad, tan sólo siete millones utilizan los hoteles. ¿Y los que usan apartamentos, los cruceros, hogares de familiares o no duermen en la ciudad? Joan Molas, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos, tiene claro que no se le puede pedir ese esfuerzo únicamente a los hoteleros, en un contexto donde sus cuentas de resultados se han estancado en los últimos tres años y a duras penas están recuperándose.
Gaspart que tiene muchos ‘sombreros’, entre ellos es presidente del consorcio público/privado Turisme de Barcelona, y vicepresidente del gremio local de hosteleros, buscaba la fórmula para potenciar el primer organismo, necesitado de recursos para seguir potenciando la ciudad condal. El nuevo plan estratégico de esta entidad (2010-2015) contempla la necesidad de aumentar 12 millones más sus recursos.
El presidente del consorcio turístico barcelonés propone ahora que sean otras empresas y organizaciones públicas que ganan dinero gracias al turismo las que “se rasquen el bolsillo” ya que se benefician de él. Los cerveceros por ejemplo. Se estima que un 17% de sus ingresos provienen de los turistas.
Es una realidad incuestionable que nuestra industria turística necesita un aumento de los recursos para competir con mercados emergentes competidores como Turquía o Marruecos. El cómo se convierte en un intríngulis. Algunos apuestan por incrementar el IVA a las actividades turísticas y paraturísticas. Otra vía pasaría por introducir la tasa por la vía de la Ley de Haciendas locales. Gaspart apuesta por reclamar a las actividades no turísticas (transportes, puertos aeropuertos, comercios, alimentación, etc.) un compromiso de apoyo constante, y no puntual como se hace ahora, a los consorcios turísticos locales en función de su retorno. El requisito sería que el total recaudado se destinase exclusivamente a la promoción y gestión turística.
Se trata en sumar de jugar con las mismas armas que tienen otros países donde la tasa turística ya existe. En Austria, en Bélgica, en los landers alemanes, en varios estados balcánicos, en Marruecos o en Japón por citar algunos ejemplos. Estados Unidos y Francia también se lo están planteando. La excepción sigue estando en España, Portugal o Italia.
En un contexto de crisis económica la aportación de las administraciones se congelará o reducirá debido a sus restricciones presupuestarias. Deben ser las empresas y sectores que se benefician los que han de realizar el esfuerzo de promoción. El sector, a través de la Mesa del Turismo, debe concitar un consenso para no quedar relegado frente a otros países competidores. España lo necesita. Y es que el turismo que representa el 13% del PIB español de manera directa, y hasta el 18% si contamos las actividades inducidas, está llamado a ser uno de los principales sectores, si no el primero, a tirar a corto plazo en la creación de más actividad económica y, por ende, de creación de empleo.
En un contexto donde se hace necesario reducir el peso del Estado, producto de la reducción del gasto público, el sector privado debe coger la responsabilidad de generar un mayor crecimiento.