Revista Cultura y Ocio
Vetusta Blues. -“A vueltas con las plazas”
Como punta de lanza de la batalla política que se prevé que se desarrolle en las próximas fiestas de San Mateo, las condiciones de seguridad de la Plaza de la Catedral ovetense han ocupado titulares, ríos de tinta y debates encendidos. Este precalentamiento de las hostilidades políticas viene cargado de extrañas situaciones que a uno le dejan bastante perplejo.
La primera de ellas es: ¿por qué ahora? Sí, sí, ¿por qué ahora cuando se llevan celebrando dichos conciertos desde hace décadas? La segunda: si tan mal están esas condiciones de seguridad, ¿por qué ningún experto saltó hasta hace una semana? Raro, ¿verdad? O sea que esos guardianes de la seguridad de los asistentes a los conciertos de la Plaza de la Catedral que salen ahora de debajo de las piedras estuvieron calladitos durante décadas poniendo en peligro a miles de personas. Muy bonito, muy bonito.
Es cierto que la Plaza de la Catedral no parece un recinto muy adecuado para albergar mutltudes. Pero, ¿qué soluciones se han dado en estas últimas décadas? Como diría un expresidente del gobierno de España: cero patatero. No sólo eso, sino que se ha dejado para la ruina un lugar tan idóneo como la Plaza de Toros, que lleva atascada desde hace años por los dimes y diretes de la Consejería de Cultura del gobierno de Javier Fernández, poco interesada en eliminar el tratamiento de “b.i.c.” (bien de interés cultural) de un espacio en alarmante proceso de degradación y próximo a la ruina total. Y de la que no nos cansamos de hablar ni de seguir reclamando que pueda adecentarse. Mientras otras ciudades del norte iban buscando, planeando y construyendo recintos adecuados para los conciertos, aquí, en este Oviedín de nuestros dolores, los responsables máximos se dedicaban a otros menesteres más interesantes, como participar activamente en zarzuelas y sainetes diversos, o en empecinarse en un supuesto cerco a la ciudad, cuando no sacarse de la manga una carpa multichachiguay como postizo a su falta de previsión y nulo interés por la promoción de la capital del Principado.
Y así seguimos. En un estéril intercambio de declaraciones cortoplacistas, territorio ideal para quienes fueron responsables de los destinos de la ciudad escurran el bulto y disparen contra los actuales dirigentes preparando la gran batalla en plenas fiestas mateínas. Mientras, continuamos sin saber qué va a pasar con los terrenos del Cristo, los de la Fábrica de Gas o los de la antigua Fábrica de Armas... No me digan que en ninguno de ellos se podría construir una instalación para albergar conciertos. A ser posible no sólo en una sola semana al año y, también, con un poquito de criterio.
MANOLO D. ABADPublicado en el diario "El Comercio" el miércoles 31 de agosto de 2016