A los que no sabéis qué es esto, pasaos por el blog de Trimadre a los treinta http://trimadre.blogspot.com.es/
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Conflicto.Existen muchos sentimientos que nacieron en mí con el bebé cuando fui madre por primera vez. Una clase de amor que no sabía que podía existir, tan enorme y tan descontrolado que daba- y da- miedo. No me podía imaginar que algo como lo que sentía fuese posible. También mucho miedo, a no saber hacer las cosas, a fallar, a todo, en realidad. Me imagino que lo normal en una primeriza, y aunque me habían hablado de estas cosas, yo pensaba que a MI (superwoman) no me iba a pasar. (Vaya, que yo de sobradita divina, para no variar)
PIIIIIIIII. Error. No sólo fui una primeriza de casi libro (atacada con las medidas de los biberones, histérica esterilizando cosas, comprando cremas de precios brutales para la pielecita del bebé, etc etc.) si no que, durante un tiempo me volví loca. Pero de atar.Todos o, mejor dicho, todas, te cuentan la maravillosa experiencia que es ser madre. Lo fantástico que es poder disfrutar de tu bebé a todas horas durante 4 meses, sin nada más que hacer que cuidarlo. ¿Cuál fue el problema? Pues ese, el “sin nada más”. ¡¡¡¡Madre mía!!!! Ahí empezó mi locura: adoraba a mi bebé, pero todo lo bueno, si mucho……24 horas, 16 semanas, demasiado. Cuando mi querido príncipe azul llegaba a casa del trabajo, eso se convertía en un monólogo casi. Él me decía “ ¿y qué has hecho hoy?”A lo que mi respuesta solía ser “¿tú qué crees?. No me he duchado hasta las 11, cuando lo he conseguido, ya le tocaba el siguiente biberón, y cuando se lo he dado ha vomitado y he tenido que volver a ducharme, así que no he podido bajar a nada y no he podido comer y cuando iba a descansar porque esta noche ha sido horrible, el bebé se ha despertado y ya no he podido. Y luego otro bibe, y cambiarle las cacas y más tarde me he puesto a limpiar los cristales y……… ”
Yo le decía (arrepentida y culpable por ese ataque inmerecido) “¿y tú? ¿qué has hecho?” A lo que él respondía “nada, un rollo, lo de siempre”Y ahí saltaba la tigresa de nuevo. Pobre marido, lo que tuvo que aguantar.Pero la conclusión de todo esto es que para mí ser madre supone un conflicto. Uno conmigo misma, porque hay momentos, sobre todo al principio, en los que me resultaba difícil compaginar mi situación como madre y los deseos que eso despertaba, con mis anhelos y aspiraciones profesionales. No veía la manera de compaginar ambas cosas, y eso provocaba esa especie de locura que me poseyó durante unas semanas. (Yo creo que ayudada por mis hormonas locas de postparto)Porque la pregunta era ¿soy una mala madre por querer no ser sólo una madre? Quiero a mi bebé por encima de todo, como hacen las buenas madres maravillosas que me encuentro y me comentan lo felices que son con su baja. Pero también quiero trabajar, quiero conseguir más profesionalmente, quiero estar satisfecha con mis avances, quiero…..quiero más. Quiero todo. Y quiero dejar de sentirme mal por querer estas cosas que- por lo que yo imaginaba entonces- era antinatural querer.
Y ese era mi conflicto interior en ese momento.
¿Lo he resuelto? Bueno, 2 hijos más después, me tomo todo con mucha más calma. Adoro a mis hijos, por encima de absolutamente todo, tengo una familia estupenda. Tengo un trabajo que me da satisfacciones y quebraderos de cabeza. A veces estoy hasta el gorro de los niños y quiero salir pitando a trabajar. Normalmente me pillo unos globos tremendos por no poder llevarlos o recogerlos del cole, y no participar más de su día a día.
En fin……soy un conflicto con patas…..pero intento superarlo.