Revista Cine

Abajo el Telón (Cradle Will Rock)

Publicado el 15 mayo 2009 por Ixowa @ixowa

Un tapiz de la vida en Nueva York en la dura década de los 30, durante la que artistas y obreros unieron fuerzas para luchar por la libertad de expresión, en una revolución cultural sin precedentes. La vinculación de la clase rica en proyectos culturales, Nelson Rockefeller y Diego Ribera, un Orson Welles con 22 años dirigiendo el Grupo de Teatro Federal en una infame producción de "The Cradle Will Rock", cancelada por el ejército en la víspera de su estreno, y todo un abanico de referencias históricas a aquella excitante y peligrosa época de la historia americana, cuando el coraje individual se enfrentaba cara a cara con la censura. (FILMAFFINITY).

Tim Robbins escribe y dirige una película con un ritmo trepidante y con un plantel de actores enorme, cada uno de ellos está perfecto en su papel, aunque yo destacaría a Bill Murray, que interpreta a un ventrílocuo con un halo de tristeza que al final descubre su verdadera cara a través de su muñeco en una de las mejores y más emocionantes escenas del film.

Hank Azaria también tiene momentos sublimes interpretando al autor de la obra, vemos como se va gestando la obra rodeado a la vez de sus propios fantasmas y del agitado presente que le inspira.
La obra que escribe trata sobre la prostitución, pero no sólo de la que se veían obligadas a ejercer muchas chicas durante la Gran Depresión a causa de la pobreza, sino también la prostitución del Estado, de la Iglesia, los sindicatos e incluso de los propios artistas.
Era una obra polémica y en aquella época se estaba fraguando la locura absurda que más tarde se conocería como la “caza de brujas”. Las sospechas de un grupo de políticos ignorantes de que los comunistas estaban dentro del Teatro Federal hicieron que se suspendieran todas las obras que iban a ser estrenadas, incluyendo The Cradle Will Rock, los militares tomaron el teatro y los sindicatos prohibieron a los actores y a los músicos actuar justo el día antes del estreno. Tim Robbins nos enseña de manera magistral todo lo que ocurre a partir de ese momento, es evidente el amor con que trata a esos personajes que amaban el arte por encima de todo, se echan a la calle junto al público que había ido a ver su obra y consiguen interpretarla en otro teatro, aunque en principio iba a actuar el autor sólo con el piano, por ser el único que no pertenece a un sindicato, pero al final de entre el público salen los verdaderos actores y cantan y actúan en el gran momento clímax de la película.

No sólo son los actores acuciados por la pobreza los protagonistas de esta historia, también están los ricos y poderosos que trafican con arte, negocian con fascistas como Mussolini y al mismo tiempo intentan que los artistas se sometan a su voluntad por un precio, pero no todos están dispuestos a prostituir su arte, como Diego Rivera no estuvo dispuesto a ceder ante las presiones de Rockefeller.

Por la gran cantidad de personajes y el ritmo trepidante que tiene la película en algunas ocasiones se podría haber convertido en una maraña imposible de seguir, sin embargo está todo perfectamente hilado, la cámara nos lleva al lugar justo en el momento justo y cuando la película acaba sientes haber vivido un espectáculo único que te deja un sabor agridulce con el último plano donde se nos muestra la actualidad, todo plagado de publicidad de grandes corporaciones, ¿la lucha sirvió para algo?


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