El paro general de la UOM del jueves 10, tuvo un cumplimiento extraordinario: pararon efectivos, contratados, tercerizados. Cristina Kirchner había ordenado levantarlo en la agitada noche del día previo, pero fracasó. Fue un golpe político fuerte al arbitraje oficial; el bonapartismo tardío comienza a deshilacharse. De un plumazo, Caló dejó de ser el candidato digitado por la Rosada y el congreso de la CGT volvió a caer en la incertidumbre, luego de que se diera por hecho la jubilación de Hugo Moyano. Para echar más pimienta al culebrón kirchnerista, Scioli anunció su candidatura para 2015 y recibió enseguida el apoyo del ‘camionero’.
El fracaso del arbitraje descarriló al oficialismo, que va camino de un aterrizaje forzado. Sin embargo, fueron los industriales, encabezados por Techint, los que rechazaron el laudo comunicado a las partes por Tomada, no Caló o la burocracia de la UOM. Caló se manifestó dispuesto a aceptar la propuesta oficialista, que contempla un aumento inmediato del 15% y otro de un 7%, en septiembre, más la incorporación, en cuotas, de los 300 pesos que se cobraban en negro en cuotas, hasta febrero de 2013, cuando el básico metalúrgico pasaría a ser, recién entonces, de 4.000 pesos.
La misma intransigencia patronal se advirtió por parte de los banqueros, que se pararon en el 18% de aumento. Esto disparó una movilización de miles de delegados bancarios. El paro de la UOM y la movilización de La Bancaria coincidieron con la gran huelga del Inti y el paro general de ATE Capital -cercadas por mil efectivos de infantería al mando del viceministro Sergio Berni.
En lugar de denunciar el sabotaje a las paritarias por parte de la patronal, ejecutado en forma concertada, CFK disparó contra los burócratas, con adjetivaciones futboleras que desnudaron la falta de una caracterización política de la situación que enfrenta el gobierno. El planteo de que las sociedades no han prosperado como consecuencia de las luchas de la clase obrera, sino como consecuencia de los ‘modelos’ de gestión del Estado, no solamente es falsa: es completamente reaccionaria. Está a la derecha del liberalismo y se emparenta con el autoritarismo.
Las paritarias están lejos de cerrarse. Los convenios que se han ajustado al tope oficial siguen sin ser homologados en Trabajo. En la Alimentación, seccional interior de Buenos Aires, comenzaron paros de dos horas por turno por el reclamo nacional de 28%. La huelga judicial bonaerense se ha hecho tenaz pidiendo el enganche porcentual, los telefónicos han resuelto en asamblea un reclamo de 31,5%. El sindicato gastronómico decretó un paro de cuatro días en el fin de semana largo del 22 de mayo por un 34% de aumento. Ni hablar de Santa Cruz, donde no se garantizan los salarios.
Algunos “cerebros” de la clase capitalista, como Julián De Diego (Cronista Comercial), sugieren sustituir las paritarias de rama por una “paritaria nacional”, que impondría el tope de aumento salarial por decreto. El gobierno vacila ante estas sugerencias, porque desataría reacciones que no podría controlar. Por eso sigue en la tradicional y logró imponerle a la UOM una conciliación obligatoria que los plenarios del sindicato habían votado rechazar.
Abajo los topes, libertad de negociación colectiva. Que paritarios y convenios se discutan y voten en asambleas.
Néstor Pitrola