Los pequeños embajadores del Sahara Occidental se convierten en estos días en instrumentos políticos de muchos grupos, el verano es el momento para la foto del político con esos niños llegados de los campamentos de refugiados.
Las visitas institucionales tienen un origen de agradecimiento hacia esos cargos públicos que invertían parte del dinero en acciones solidarias como Vacaciones en Paz, pero la recesión ha cambiado esa dinámica y muchos niños visitan a los políticos por el simple protocolo.
Es costumbre que los partidos como
PP y PSOE reciban a los menores en ayuntamientos, diputaciones, parlamentos, pero como simple acto y no como compromiso político. Pero no solo el bipartidismo es propenso a este doble discurso en el que invierten la solidaridad en el Sahara y la economía en Marruecos, los grupos nacionalistas, principalmente vascos y catalanes se atreven en muchos casos a mezclar el discurso.
El concepto autodeterminación que han mencionado erróneamente los dirigentes nacionalistas en España ha manchado un término que esta atribuido como un derecho al pueblo saharaui, y que nacionalistas quieren hacer creer que la determinación es sinónimo de secesión utilizando la legitimidad de un pueblo en sus discursos nacionalistas.
Pero estas buenas amistades entre grupos nacionalistas y el Frente Polisario perjudican al posicionamiento de los grupos mayoritarios que tienen miedo a usar el término “autodeterminación” ya que los nacionalistas pueden usarlo en su contra.
El alcalde de Velez-Málaga
Pero el problema llega cuando los no nacionalistas usan el doble discurso, como ocurrió hace unos días en Vélez-Málaga, un municipio de Málaga gobernado en mayoría por el PP.
El alcalde del municipio, Francisco Ignacio Delgado Bonilla, (PP), que días antes se había fotografiado con los niños refugiados del Sahara que participan en el programa andaluz de Vacaciones en Paz no quiso permitir unas jornadas solidarias en la playa del término.
El acto indignó a los movimientos sociales que decidieron instalar una jaima en la playa y llevar a cabo unas jornadas, y es que parece que los cargos políticos del municipio malagueño ensombrecen su ética.
Hace unos días el ex alcalde, Antonio Souvirón, dio positivo en un control de alcoholemia tras atropellar a un agente de
la Guardia Civil, Bonilla actual en el cargo le pasa algo similar y es que embriagado de absolutismo plenario prefiere hacerse la foto con los niños ante la prensa y atropellar los actos reivindicativos de la asociación.
Y es que este tipo de casos se repiten todos los veranos, y mientras envían ese mensaje esperanzador para más de 200.000 personas que viven refugiadas y que pertenecieron a España, los cargos públicos siguen sin hacer acto de presencia en los foros internacionales, y cuando lo hacen solo perjudican a estos menores que reciben ante los medios de comunicación.
Por Sergio Rodrigo
Fuente: blogs.grupojoly.com/entrefronteras