Es real que un matrimonio cristiano no está libre de problemas y podemos esperar que seguramente vendrán momentos de dolor, rechazo, discusiones, heridas innecesarias; pero para un matrimonio cristiano dispuesto a seguir los principios bíblicos, los conflictos tienen solución. Dos personas cristianas deben estar siempre dispuestos a seguir las indicaciones del «fabricante» del matrimonio, del creador de la familia, no importa cuán diferentes éstas sean a nuestra manera de pensar. Si queremos tener éxito, el camino de Dios debe ser nuestro camino.

