Con la llegada del verano hacemos una pausa en nuestro relato del Hospital Harold Wood que continuaremos en septiembre.
Nuestros políticos nos tienen más que acostumbrados a gastos faraónicos a cargo del contribuyente que únicamente sirven para que ellos mismos se hagan la foto sonriendo.
Un ejemplo de ello son las Exposiciones Universales, monumentos al despilfarro, que edición tras edición dejan infinidad de edificios e infraestructuras abandonadas.
Comenzamos aquí una nueva entrega de… Abandonos Abandonados.
1. Lituania
El pabellón lituano destacaba en el recinto de la Exposición de Hannover tanto por su futurista concepción como por su color amarillo.
Construido en acero, su diseño pretendía simular un ala pues el tema que eligió el país báltico fue, precisamente, el vuelo.
2. España
Cómo no, entre los países más despilfarradores no podía faltar España.
Su pabellón, obra de los arquitectos Antonio Cruz y Antonio Ortiz, tenía tres de sus cuatro fachadas recubiertas de corcho y el tema elegido fue “la ciencia, la investigación y la tecnología al servicio del desarrollo sostenible y de la solidaridad”
3. PoloniaEl interior del pabellón simulaba un paseo por el Parque nacional Bialowieska y lejos de abrumar a los visitantes con modernas proyecciones multimedia, los polacos optaron por la interacción directa mediante personajes vestidos con los trajes tradicionales.
El edificio albergó tras la Expo un restaurante asiático, pero hoy está abandonado e incluso ha sufrido un incendio. 4. Países BajosSin duda uno de los pabellones más espectaculares y no sólo por ser el más alto de la Exposición (40 metros)Desde la terraza, con impresionantes vistas…… pasando por uno de sus pisos en el que se plantó un bosque o por otro que tenía un inmenso campo de flores…… sin olvidarnos de los cines y proyecciones que completaban un recorrido que se hacía de arriba abajo (por aquello de que buena parte de los territorios holandeses están por debajo del nivel del mar)…… un lugar impresionante desde todos los puntos de vista e inexplicablemente abandonado y saqueado.Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphneé García