por Ben Crocker
Si de verdad crees que tu idea innovadora, el excelente plan de negocios, vigilar las operaciones y recortar los gastos te llevarán hacia el éxito emprendedor, déjame decirte que aun no has considerado el factor más importante en la clave del éxito.
No es suficiente saber que es lo que tienes que hacer y ponerlo por escrito, o creer que una nueva estrategia de mercadeo te colocará a años luz adelante de tu competencia. “Echarle ganas”, “Echarle los kilos” a tu proyecto de emprendimiento o a tu negocio propio tampoco son la clave ni garantiza nada. Lo que funciona son las acciones que se ejecutan en base a decisiones correctas. Y es que de verdad, tomar las decisiones correctas no es fácil. Tiene que ver con nosotros mismos y el punto de partida son nuestras propias creencias.
Tus creencias
Tenemos 5 sentidos, ellos nos ponen en contacto con el entorno. Por medio de ellos percibimos todas las sensaciones conocidas. Si uno de ellos falla nuestra percepción sería mala o incompleta. Si se carece de uno de ellos, de una u otra forma, uno o más de los restantes se desarrollará aún más.
Cada entorno, con sus respectivas características, marca la pauta de nuestras imágenes mentales en relación a él y de ahí provienen las experiencias y los recuerdos. Percibir en el entorno buenas sensaciones genera imágenes positivas formando experiencias positivas. Las malas sensaciones generan imágenes negativas formando experiencias negativas. Una creencia es el recuerdo de una experiencia, buena o mala. Pero más allá de todo esto, la relación de ideas, logra implicaciones en forma automática. Entonces nuestras creencias, vienen a dar forma a cada uno de nosotros. De acuerdo a nuestra percepción, y filtrado por nuestras creencias, es como llegamos a pensar, actuar y obtener resultados. Esa experiencia reforzará o debilitará a la creencia o creará una nueva, para comenzar de nuevo.
Sin embargo, todo es susceptible de modificaciones. El modificar nuestras imágenes mentales, nuestras creencias, puede ayudar a cambiar nuestra forma de conducirnos obteniendo resultados diferentes. Es muy conocida la frase que reza: “Hacer lo que siempre has hecho, te dará siempre el mismo resultado”
Y esto es tan solo el comienzo. Nuestros hábitos, buenos y malos, nos ayudarán o impedirán lograr nuestros objetivos, incluso la forma en que nos sintamos como personas. ¿Qué es un hábito? Es una conducta que repetimos muchas veces hasta que se torna automática y transparente para nosotros. De tanto repetirla se vuelve fácil y cómoda y luego de instalada no es común cuestionarla.
Piensa en lo siguiente:
* ¿Cuántas cosas te pierdes a diario por no tener hábitos que te ayuden a conseguirlas?
* ¿Llegas tarde a las reuniones?
* ¿Postergas lo que tienes que hacer?
* ¿Hablas en vez de escuchar?
* ¿Trabajas más de la cuenta?
* ¿Dejas las cosas para último momento?
* ¿Duermes más de la cuenta?
* ¿Siempre estás muy ocupado?
* ¿Siempre pagas atrasado?
* ¿Siempre gastas en cosas que no necesitas?
¿Qué me dices de esto?
* ¿No te alcanza el tiempo?
* ¿No puedes ajustarte a un presupuesto?
* ¿No planeas tus actividades del día siguiente?
* ¿No permites otro ganador que no seas tu?
O peor aún
* ¿Tomas como verdad absoluta lo primero que se te ocurre?
* ¿Siempre tienes una justificación para todo?
Ahora, a estos cuestionamientos dale un enfoque de negocios, imagina los resultados y analiza:
* ¿Cómo te verán tus empleados?
* ¿Cómo te verán tus proveedores?
* ¿Cómo te verán tus clientes?
* ¿Para eso pusiste un negocio?
* ¿Cómo te verá tu familia?
Nuestros hábitos, determinarán en gran medida la forma y tamaño de los resultados que obtenemos, sin importar si tenemos o no una estrategia o un objetivo definido, interfiriendo o ayudando en el logro de nuestro objetivo. Ahora basado en esas respuestas, piensa:
* ¿Cómo será la actuación de tus empleados?
* ¿Que decisiones tomarán tus proveedores?
* ¿Que decisiones tomarán tus clientes?
* ¿Qué ocurrirá con tu negocio?
* ¿Qué pasará con tu familia?
Cada respuesta será consecuencia de tus creencias, ya que tomaste decisiones y actuaste de acuerdo a ellas. De la misma forma, con tu negocio funcionando pueden surgir afirmaciones como las siguientes:
* Mis empleados no están comprometidos
* El marketing es un engaño
* No se puede competir contra los grandes
* Hay demasiada cartera vencida
* No tengo tiempo para las cosas importantes
* Me paso el día resolviendo problemas
* No tengo control sobre mi negocio
* Solo trabajo para pagar las cuentas
Podría sonarte familiar. Como propietario del negocio, el problema principal está en ti, en la forma en que manejas el negocio. Esas afirmaciones son la consecuencia. Estos son los resultados de los controles, sistemas, procedimientos y hábitos que has implementado basado en tus creencias, porque crees que así son las cosas en realidad. Es tu percepción.
Definitivamente es relativo. Lo que consideras verdad absoluta, es apenas una parte de la verdad. Es TU VERDAD, y como tal puede ser percibida de forma distinta, cambiando el punto de vista y sin perder el enfoque. Cambiar los hábitos y tomar las decisiones correctas, definitivamente no es una tarea fácil. Se requiere sincera autocrítica, visualización interior y profundo conocimiento personal, y en realidad, esas son tareas muy difíciles de lograr, ya que NUESTRA VERDAD es que nadie en el mundo está en lo correcto, mas que uno mismo. Al modificar nuestras imágenes mentales, estaremos modificando también nuestras creencias. Entonces las afirmaciones hacia la misma situación, serían diferentes y con el mismo enfoque:
* Voy a motivar de otra forma a mis empleados
* Haré campañas más efectivas
* Produciré artículos alternativos
* Motivaré a mis clientes puntuales
* Cambiaré mis prioridades
* Con un nuevo procedimiento evitaremos problemas
* Mi negocio está en crecimiento
* Con todo esto, tendremos más utilidades
Estas afirmaciones son producto de una nueva forma de pensar, de un nuevo punto de vista, de una percepción diferente de la misma situación, una forma que antes no conocías, que para ti no existían porque tus creencias no te permitían verlas. Te mantenían ciego a ellas.
Finanzas del negocio
Otro aspecto fundamental de un negocio, es el financiero y está íntimamente relacionado con las creencias. Como emprendedor, es posible que creas que todo el dinero producto de las ventas es tuyo. Nada más falso que eso. Si esto fuera verdadero, lo más seguro es que tu negocio sea una sola operación y que nunca más volverás a trabajar en él. Entonces no tendría objeto hacer una planificación tan detallada, actividades de mercadeo, etc. Está visto que en ocasiones una enorme cantidad de dinero no puede salvar a empresas de la quiebra y en otras pueden hacerse milagros con poquísimo dinero. ¿Cual es el truco? No hay truco. Existen ciertos principios que llevados con disciplina hacen más fácil la supervivencia del nuevo negocio.
Asígnate un sueldo
Como trabajador de tu propia empresa debes tener un sueldo acorde a los ingresos de tu negocio. Ni un centavo más. Repito: No todo el dinero producto de las ventas es del propietario del negocio. Es en realidad del negocio, es para que pueda seguir funcionando, ya que se deben hacer otros gastos como pago de sueldos (entre ellos el tuyo), impuestos, pago de servicios, etc. Posteriormente habrán recursos suficientes para hacer inversiones mayores.
Cuidar las entradas y salidas de dinero
Suena muy obvio, pero en ocasiones la apertura de un nuevo negocio hace que nos engañemos. No obstante, en la marcha diaria del negocio, no podemos gastar más de lo que se vende, de lo contrario, estaremos manteniendo al negocio poniendo dinero de nuestra bolsa como propietarios solo para que el negocio funciones y en el peor de los casos estaremos perdiendo dinero.
Fortificar el negocio
Al negocio hay que darle vitaminas para que su crecimiento sea mayor y mejor. ¿Qué es esto? Se trata de ayudar al negocio para que tenga un crecimiento sólido. Entre otras cosas y dependiendo del negocio, esto se logra con salarios decorosos para los empleados, Teniendo buenos proveedores (aunque no sean los más baratos) para sostener una calidad del producto, Invirtiendo en publicidad para incrementar las ventas, Superando las expectativas de tus clientes para mantenerlos cautivos, Asesorándote con profesionales para tomar mejores decisiones. Y claro que no debes acabar con las utilidades. Todo esto no es un gasto, es una inversión y los beneficios se verán a mediano y largo plazo.
No compres lo que no necesites
En el inicio no hagas fuertes inversiones en equipos y mobiliarios, mucho menos si no sabes cómo y a quienes vas a vender tu producto. No adquieras lo que no necesitas sino hasta que tus operaciones así lo indiquen. Las instalaciones muy bonitas ayudan pero no consiguen clientes. Las ofertas resultan muy tentadoras pero no caigas en la trampa, aprende de ellas.
Bien vendido o bien podrido
Esta es una frase muy popular entre los vendedores de vegetales. Significa que no debes subestimar a tu producto o servicio. Si tu no le das el valor a tu producto o servicio, nadie más lo hará creando una imagen inadecuada. Tu debes ser el primer convencido del valor de tu producto o servicio.
Nunca dar Fiado
Dicen por ahí que fiado es hermano de regalado. Una cosa es dar crédito y una muy distinta es fiar. Si entre tus planes está el de dar crédito, debes asegurarte que puedes correr ese riesgo solicitando los requisitos necesarios, un contrato adecuado y los procedimientos requeridos, pero nunca fiar. Dar fiado no es vender. Es poner en riesgo el capital del negocio ya que no ha ingresado el dinero producto de esa operación. Solo entonces es una venta.
Ten siempre una reserva de dinero
Hay situaciones que ocurren sin estar programadas, se llaman imprevistos. Dependiendo del giro del negocio, es muy recomendable tener una reserva de dinero que debe al menos cubrir los gastos de operación (rentas, servicios, sueldos, etc.) de dos o tres periodos, si es posible más. Esto también garantiza el funcionamiento del negocio en las temporadas bajas.
Como emprendedor o propietario de un negocio, debes recordar que tu eres el único responsable del éxito y fracaso de tu negocio y que estás en el lugar que tienes actualmente debido a las cosas que has estado creyendo, pensando y haciendo. Será decisión exclusivamente tuya la de cambiar tus creencias, para llegar hasta donde quieres llegar. La verdad es que tú pones el límite.
Fuente: Ben Crocker – Revista Dinero