-Por otra parte, la guerra cultural que enfrentamos tiene que ver con el presente y el futuro de Cuba. Y también con el pasado. Se está promoviendo una relectura de derecha del siglo XX cubano y en particular de la historia del proceso revolucionario.
-Ahora hay una tendencia muy fuerte a levantar la imagen nostálgica de la Habana de los años 50, con su rostro glamuroso para los turistas, casinos, deslumbrantes espectáculos de cabaret y edificios modernos. Por supuesto, no se habla del rostro oculto de la ciudad, de los jóvenes asesinados por la tiranía, de los indigentes, de los niños sin escuelas ni atención médica, del desamparo de tanta gente en torno a las luces y al lujo.
-La mafia de EEUU había elaborado un proyecto muy lucrativo y depredador para nuestra capital, coordinado con Batista y empresarios cubanos y estadounidenses: construir una serie de hoteles y casinos a lo largo de todo el malecón, a lo largo de toda la costa norte, que llegaría hasta la playa de Varadero. Cuando triunfa la Revolución, el plan se frustra, y todas las inversiones de empresarios y mafiosos se trasladan para Las Vegas. El auge de Las Vegas como “ciudad del pecado” se debe a la victoria de los guerrilleros de la Sierra Maestra.
-La guerra cultural que libramos implica defender nuestra historia y nuestra identidad, que, aunque cuenta con un núcleo duro, resistente, vinculado a la cubanía, no puede concebirse como algo inmóvil y definitivamente fijado, sino como un proceso que se enriquece continuamente.
La guerra cultural que enfrentamos tiene que ver con el presente y el futuro de Cuba. Y también con el pasado. Se está promoviendo una relectura de derecha del siglo XX cubano y en particular de la historia del proceso revolucionario. https://t.co/73R84TuuQB pic.twitter.com/psIogxRW0q — Abel Prieto (@AbelPrieto11) October 29, 2019