El Abel Tasman National Park ha sido el colofón final a nuestra ruta por Nueva Zelanda. Pese a ser el parque nacional más pequeño del país, la Great Walk que lo recorre es la más transitada de todas: ya se sabe que las playas tiran mucho y la gente siempre va a ellas como las malditas sandflies, que también abundan en verano. Y de playas va la cosa, porque el parque es una sucesión encadenada de ellas, con bonitas aguas azul claro y rodeadas de boscosos montes con arroyos y ríos. Por si fuera poco el clima también es bueno, pese a estar en la misma latitud que Wellington aquí suele hacer sol; de hecho tienen el mayor número de horas de sol anuales del país.
Después de devolver nuestra campervan en Christchurch aún nos quedaban varios días antes de abandonar Nueva Zelanda, así que con todo lo que he contado arriba no nos podíamos ir sin hacerle una breve visita al parque nacional de Abel Tasman, porque lamentablemente no hay tiempo para estar varios días haciendo la Great Walk.
Desde Christchurch subimos hasta Picton haciendo un relocation, la manera más económica de viajar en el país. Consiste en llevar un coche de un sitio a otro gratis -en nuestro caso nos incluyeron hasta la gasolina- y se debe a que el flujo de coches de alquiler suele ir siempre en una dirección, y las compañías utilizan este método para recolocar sus coches reduciendo costes. Tan agradecidos estábamos que incluso recogimos a un autoestopista, y más adelante a otro más. Hertz pagaba, y además el coche era gigantesco y nuevo, así que lo convertimos en un bus.
A Abel Tasman le dedicamos un día, lo que teníamos. Para llegar hasta allí desde Picton alquilamos el coche más barato que pudimos para dos días -de ese no hicimos foto- y fuimos hasta Kaiteriteri (se tarda algo menos de 3 horas), donde pasamos la noche en una pequeña cabina en un Holiday Park. Para el día siguiente contratamos un watertaxi que nos dejaría en un punto de la Great Walk de Abel Tasman y nos recogería en otro distinto. Total: 59 NZD (37 €) cada uno.
Nuestra ruta por el Abel Tasman National Park consistió en hacer una de las jornadas que componen la Great Walk. Es bastante sencilla, ya que caminas bordeando la costa y está pensado para hacer unas 4 o 5 horas por día, como mucho. Y eso fue lo que hicimos nosotros, recorrer el camino costero que tan pronto bordea playas espectaculares y tranquilas como se adentra entre la densa vegetación y pequeños ríos que van a morir al mar. Desde luego que es una ruta muy agradable, y en época de verano se puede combinar con tramos en kayak entre sus playas, lo que sumado a la posibilidad de bañarse hace que no sea extraño que esta Great Walk sea la más recorrida de todas.
Después de esto, ya sólo nos queda despedirnos de Nueva Zelanda. Ahora mismo estamos en Wellington apurando las últimas horas, mañana pongo rumbo a Australia y Carol a España, pero el diario continuará, por supuesto! Y aún escribiré un último post detallando la ruta completa por el país.