Creo que si Dios nos pone a la disposición virtudes que son excelentes para una adecuada relación con Él y nuestros semejantes y Él puede darnos, el poder, la capacidad de ser sensibles y tolerantes haríamos bien en depender de Él. Si Dios, además nos dio dos orejas, dos ojos y una boca, haríamos bien en usarlos en la proporción adecuada, es decir, observar más, escuchar más y hablar menos. Dice Salomón: «El oído que oye, y el ojo que ve, ambas cosas igualmente ha hecho el Señor» (Proverbios 20:12). Otro proverbio dice: «El oído que escucha las amonestaciones de la vida, entre los sabios morará. El que tiene en poco la disciplina, menosprecia su alma; mas el que escucha la corrección tiene entendimiento» (Proverbios 15:31–32).
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