Las comunidades aborígenes del territorio.
Según el registro arqueológico hallado, puede afirmarse que grupos cazadores-recolectores, habitaron tempranamente puntos interiores del territorio, la economía de apropiación que practicaron garantizaba la caza y la recolección vegetal y animal. Otras evidencias muestran que también se asentaron grupos que practicaron un modo de vida, dependiente del litoral y el medio marino, lo que significa que la estancia del hombre primitivo en la región se dilató en el tiempo, aunque no se ha demostrado que hayan sobrevivido hasta la llegada del conquistador.
El estudio de los ajuares confirma la abundante presencia de la concha marina en áreas cercanas a la costa y su ausencia en la franja rocosa del interior. La diferencia más notable está en la industria de la piedra tallada, que alcanza altos niveles de desarrollo en los sitios del interior, mientras que en los costeros sufre una evidente desespecialización.
El hallazgo de escasos fragmentos de cerámica de tosca manufactura aborigen, no permite aún arribar a conclusiones, pero evidencian la existencia tardía de grupos costeros en la zona, tal vez muy cercanos a la práctica de la agricultura. La presencia en residuarios de municipios vecinos, como en el área litoral de Quemado de Guines, de esta cerámica burda pero de cierta decoración, de algunas hachas pulidas, así como la presencia de fragmentos de burén, fortalecen este criterio.
Resulta obvio señalar que la localidad fue habitada por comunidades aborígenes en diferentes épocas y con desiguales niveles de desarrollo, conformando lo que se ha dado en llamar sistemas de asentamiento en zonas de influencia económica determinadas, dentro de la cual desarrollaron incesantes movimientos cíclicos para subsistir, mediante una adaptación muy activa al medio circundante.
Lo antes planteado hace posible establecer el criterio, sustentado en la práctica arqueológica, de que no es común en el territorio la existencia de gruesos colchones de "basura arqueológica" que denoten una vida más sedentaria y mayor desarrollo de las fuerzas productivas.
El centenar de residuarios hallados corresponden a varios grupos humanos que superpuestos en el tiempo explotaron diferentes zonas de influencia económica en las actuales áreas de El Dorado, El Dique, Los Mogotes de Jumagua, Caguagua, El Mamey, La Jagüita, Malpáez, San Lorenzo, Viana, Caonao y las márgenes del río Sagua la Grande. Aún no se han explorado los numerosos cayos paralelos a la costa.
Es importante tener en cuenta que el estudio de las comunidades aborígenes de Sagua hay que realizarlo en el marco de la extensa zona geográfica del noroeste de Villa Clara, ya que el territorio o zona de influencia económica de una comunidad, se extendía más allá de los límites del actual municipio, lo que explica que en las localidades cercanas se hallen evidencias arqueológicas de grupos locales y viceversa.