El modo de vida dependiente del litoral.
En los residuarios de las zonas pantanosas del litoral y en otros que, como El Dique, se ubican cercanos a las márgenes del río Sagua, la concha de moluscos marinos tuvo gran importancia en la confección de ajuares. En estos sitios la industria de este material compitió con la del silex e incluso la superó, por ello se les denomina como grupos “concheros”.
La industria de la piedra tallada difiere notablemente de la de los grupos que habitaron los terrenos altos del interior. Esta se caracteriza por la explotación del silex muy fragmentado, en forma de picotillo y abundancia de lascas pequeñas, con tendencia a lo micro lítico, así como la ausencia casi total de láminas. La presencia en algunos de los residuarios de bolas líticas, percutores, confeccionados en guijarros de rocas, micro cuentas, gubias, martillos de concha y otros objetos confeccionados con este material, los asocian con el llamado Siboney, aspecto Cayo Redondo, que habitó profusamente las costas de Cuba. Los mesolíticos de la costa importaron el silex hacia la desembocadura del río, pues allí no existe en su estado natural; un ejemplo es la zona de El Dorado en las cercanías de Isabela de Sagua.
En los residuarios del litoral se aprecia mayor estabilidad, por el colchón de "basura arqueológica" que se acumuló por la reiteración, en un mismo lugar, de las actividades comunitarias del grupo humano que lo habitaba. En estos grupos, el merodeo se realizó regresando al sitio cabecera con el fruto de las actividades extractivas desarrolladas.
La navegación en canoas monóxilos por el río Sagua, aún sin haberse hallado evidencias, debió practicarse. Por el modo de vida dependiente del mar y la desembocadura del río y los restos de grandes moluscos hallados, se infiere, que el aborigen utilizó las canoas, ya que estas especies tienen su hábitat en aguas limpias y arenosas, alejadas del fondo cenagoso de la costa.
En los Mogotes de Jumagua aparecen, en algunos residuarios, evidencias materiales similares a las del litoral, en otros predominan las características tecnotipológicas de la industria de la piedra tallada como: la perfección en la obtención de láminas con longitudes medias, la ausencia de conchas marinas y de percutores confeccionados en rocas tenaces. Por ello, se puede considerar el área como un complejo arqueológico donde aparecen culturas superpuestas que requieren un riguroso estudio de campo.
Por lo antes expuesto, es correcto plantear existencia e un hombre más antiguo que habitó la cordillera del interior del municipio. Este confeccionó ajuares muy pobres, sin objetos de contenido espiritual, en los que predominó la piedra tallada de grandes y medianas dimensiones, con un modo de vida asociado a la caza y recolección en los bosques de tierra adentro. También existió otro que vivió más cerca del presente, prefirió las costas y lugares cercanos a ella, confeccionó ajuares más ricos y variados, incluyendo los de contenido espiritual, donde la industria de la piedra tallada no se caracterizó por longitudes que superaran lo microlítico.
Al caracterizar las actividades económicas y las fuentes dietéticas, es preciso aclarar, que existe más información sobre los residuarios asociados al mar, donde aparece acumulación de basura arqueológica, con evidencias óseas, que permiten determinar las actividades que desarrollaron y los alimentos ingerían.
En sitios del litoral vinculados la desembocadura del río como El Dorado, El Dique y en Los Mogotes de Jumagua, se encuentran abundantes puntas de proyectil e infinidad de huesos de jutía y aves, acumulados en verdaderos colchones de basura arqueológica, evidencias de una dinámica actividad de caza. Además, se puede afirmar que la pesca fue una de las principales fuentes de alimentación en El Dorado, por encontrarse en este residuario, restos alimentarios de diversos peces y de manatí.
En todos se observa la presencia de artefactos cortantes con borde dorsal romo, lascas y láminas retocadas por el uso. También es evidente la elaboración de objetos utilitarios y no utilitarios como raspadores, perforadores, buriles, mientras que el hallazgo de muescas denticuladas y raederas demuestra que se elaboraron diversos medios de trabajo con madera.
Las evidencias de recolección animal aparecen en los residuarios Mogotes de Jumagua, El Dorado y El Dique con restos alimentarios de ostiones, pomácea, jicotea, cangrejos de tierra y otros crustáceos.
Entre las fuentes dietéticas más comunes se destaca un mamífero, la jutía, información determinada por la acumulación de restos óseos en los residuarios de El Mogote y El Dorado y en menor cuantía en El Dique y Caonao. También se han encontrado evidencias de consumo de manatí en El Dorado y el Dique. Este mamífero todavía existe en la zona de la desembocadura del río, con una población en estado de extinción que es necesario proteger.
También se evidencia que los moluscos constituyeron parte de la dieta, por la existencia de grandes concentraciones de fragmentos, donde predominan el cobo, el quinconce y en menor número restos de tritones.
De los bivalvos se destaca una gran cantidad de ostiones. Las neritas se aprecian concentradas en El Dique en lo que parece ser un montículo funerario destruido por obras hidráulicas recientes. El caracol de río aparece profusamente en El Dorado y Los Mogotes con evidentes fracturas por su empleo como alimento. Restos de crustáceos aparecen en gran concentración, especialmente en El Dorado, donde se destaca el cangrejo de tierra.
La industria de la concha indica la recolección de moluscos marinos, con mayor fuerza en El Dorado y El Dique y muy escasamente en Los Mogotes, Caguagua y Caonao. Se destacan las gubias de diferentes formas y tamaño, platos, martillos, puntas de proyectil y otros artefactos de menor importancia. En los residuarios ubicados tierra adentro no aparecen vestigios de esta industria.
La huella artística aborigen es escasa y limitada a los residuarios de mayor grosor, cercanos al mar. Se han identificado objetos ceremoniales confeccionados en piedra como bolas líticas y algunos pendientes en El Dorado y Los Mogotes. En el Dique fue hallado un guijarro de río con manchas evidentes de su empleo para moler la hematina hasta convertirla en el polvo que empleaban los aborígenes para pintarse el cuerpo.
Elaborada en piedra se halló en El Dorado una figura zoomorfa semejante a una cabeza de jutía conga, cuentas de collar diminutas y perforadas, micro cuentas de conchas marinas perforadas al centro con el típico orificio bicónico aborigen.
En los Mogotes se han localizado restos humanos, depositados sobre capas de caracoles, asociados a ofrendas compuestas por pequeñas herramientas de silex. Los restos óseos aparecen manchados de rojo lo que pudiera ser un entierro del tipo secundario, costumbre muy típica del Siboney Cayo Redondo del estadio mesolítico medio.