Revista Infancia

Abortar fetos con malformaciones

Por Pediatrahumanista
Abortar siempre está mal. Pero no me parece que siempre esté igual de mal. Por ejemplo: no es lo mismo abortar porque espero una niña y yo quería un niño, que abortar porque mi niño viene con un síndrome de Edwards, y está abocado a la muerte en poco tiempo (a veces horas, a veces días, a veces meses).
Aunque no lo comparto siempre he entendido la postura en el caso "b".
El otro día participé como ponente y como oyente en las primeras jornadas científicas de Derecho a Vivir. Como ponente no dije nada interesante, pero como oyente no puedo dejar de compartir una exposición sobre el dolor fetal:
En neonatología cada vez se le da más importancia al dolor del recién nacido. Ya es habitual en todos los hospitales utilizar sacarosa antes de algunos procedimientos dolorosos, como la extracción de análisis de sangre, para paliar el dolor, ya que ha demostrado su eficacia. El dolor afecta también a los niños muy prematuros. Nos contaron de la existencia de células nociceptivas (receptoras del dolor) a partir de las 8 semanas de gestación, y de lo elaborado que están los sistemas de recepción del dolor a partir de las 18 semanas.
Entonces se planteaba que debería anestesiarse al feto que va a matarse dentro del útero materno. Y esto incluye a los fetos malformados, claro. Entiendo que la madre lo aborte, pero también veo lógico que la madre, ante el conocimiento del dolor de su hijo no nacido, tenga derecho a recibir una anestesia general en dosis suficientes para que su hijo no sufra en los últimos momentos de su vida.
Hace poco descubrí que en el BOE, en la orden SCO/3148/2006 del 20 de septiembre, se define la Pediatría como la medicina integral del período evolutivo de la existencia humana desde la concepción hasta el fin de la adolescencia. Es por eso que me siento llamado a hacer esta reflexión, ya que desde la concepción incluye a los fetos que por graves malformaciones pueden abortarse, según la ley actual, hasta un segundo antes de que vean la luz.
Y de repente vi que lo que antes entendía ahora necesitaba matices (lo entiendo siempre y cuando el feto no sufra dolor). Pero es que además, el otro día vi una película que me ha removido profundamente, y me hizo descubrir que hasta desde el punto de vista psicológico es probable que el poder tener tu hijo malformado sea menos dañino para la madre que lo contrario (animo a los psicólogos a realizar este estudio, que me parece interesantísimo.
Ya en alguna ocasión he leído el testimonio de la dolorosa pero a la vez feliz experiencia que ha sentido una madre cuando, en contra de todos los que le aconsejaban, a dado a luz a su hijo con malformaciones para dejar que se muriera en unas horas. En cambio nunca he leído un relato donde una madre se haya sentido feliz después de abortar a su hijo malformado. Y como una imagen vale más que mil palabras, y un vídeo más que unas quinientas (por ejemplo) os dejo un tráiler de la película.

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