Abortar no es bien. Eso creo. Supongo que como cualquier mujer que aborta. Supongo que como cualquier persona. Abortar no es una fiesta ni un privilegio. Abortar no es ocio, no es un entretenimiento para pasar el rato. Abortar no es una cosa que decidas en un momento. No es un capricho. Abortar dista bastante de ser una experiencia maravillosa. Abortar es pura mierda. Pero no hablamos de abortar como algo bueno, ni como imposición, hablamos de derecho a decidir. A decidir como mujer.
Hay que recordar que hasta hace nada la mujer no podía votar, no podía follar (salvo las casadas y cuando el marido quisiese) y no podía trabajar. Es fácil todavía hoy escuchar a algún joven machote presumir de sus conquistas y tildar de putas o golfas a chicas que follan lo mismo que él, decir que la mujer debe cuidar de lxs hijxs o que no están capacitadas para algunos cargos. Podemos recordar también que la institución que promueve esta ley (aunque la ve escasa) y que siempre ha tenido a la mujer subordinada al hombre defendió la Tierra plana, la diabólica actitud de los zurdos, la homosexualidad como enfermedad, la ceguera post masturbación o el terrorismo familiar que suponía el divorcio. “Tú calla y traga” espetaban las señoras a sus hijas mientras les daban un rosario, intentando convencerles de que dios, el suyo, el bondadoso, las quería sumisas y mártires.
No seré yo quién diga que no hay que creer. Que cada persona crea en lo que buenamente pueda o quiera para hacerse la vida más llevadera. Lo que reces o dejes de rezar, a quién, dónde, las imágenes que tengas en tu casa son cosas bastante irrelevantes. Pero no se puede organizar una sociedad en función de dogmas, de moralidades o de principios religiosos.
Es bueno saber que la Tierra no acaba en el horizonte, que estimular el clítoris es placentero, que divorciarse ha mejorado bastantes vidas, que las personas homosexuales no son trastornadas viciosas y que las mujeres son capaces de decidir. Más incluso que los hombres. Aunque fundamentalistas machistas se dediquen a legislar en base a unos principios que sus hijitas se saltarán cuando tengan un desliz. Porque de la hipocresía de esta gente todxs tenemos noticias.
Quizá sería mejor dedicar los esfuerzos (y la pasta) a educar y fomentar el sexo con protección y tomando precauciones que eviten embarazos no deseados y enfermedades. En vez de ponerse a legislar poniendo en peligro la vida de mujeres. De mujeres pobres. Porque la mujer que decida abortar, lo hará, quizá la muerte de alguna por no hacerlo en condiciones pese en vuestras conciencias.
Lo último suena a amenaza pero es broma, yo sé que la gente que no es de los vuestros, os da igual.
Aunque quizá en estos temas nadie pueda decir: “yo, nunca”.
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