El mundo no es como lo soñamos, o como lo deseamos. El idioma alemán tiene una palabra específica 'Weltzschmerz' para designar el sentimiento de pena, melancolía o depresión que se produce cuando se confrontan esas dos sensaciones: la del mundo que deseamos y la del que existe en realidad. Morimos, sufrimos, nos duele. Los sueños se rompen y las ilusiones son caras.
Esa depresión, ese 'Weltzschmerz' puede que este, de una manera u otra, en cada uno de nosotros. Es posible que no de manera extrema, que tan sólo sea una sensación breve de vez en cuando, un reflejo gris en el espejo por las mañanas, una punzada en el sillón al ver las noticias, o una sensación de ahogo al oír a un amigo contarnos su desgracia sin que podamos ayudarle.
Y el reflejo que tenemos para defendernos de esa sensación, de ese reflejo, de ese ahogo, es no mirar. Cerrar nuestros ojos a la mayoría de las cosas que no podemos controlar. No dejar que la realidad nos aplaste por el método más rápido: ignorarla. No podemos arreglar el mundo, así que lo hacemos pequeño, controlable hasta lo posible.
Pero eso no es más que un engaño, otra ilusión. El mundo no es mejor, la vida no es más plena porque evitemos pensar en los problemas o en las dificultades. No van a desaparecer porque no los veamos. Aunque también es cierto que lo contrario, sucumbir a la palabrita alemana, a la desesperación, a la melancolía, tampoco es la solución de nada. La verdad es que ni podemos arreglar el mundo ni podemos dejarlo como está. Nos queda seguir adelante, mejorar lo que podamos, cuidar de lo que tenemos, dar un paso tras otro y seguir viviendo. Compartir, sonreir, hablar, empujar. Cada uno en su medida, cada uno intentando superar su particular 'Weltzschmerz'.
Toda esta reflexión a venido a cuenta de un magnífico anuncio de Amnistía Internacional que ha sido colocado en las paradas de autobuses de la ciudad alemana (como la palabreja) de Hamburgo. Mediante una cámara integrada en la marquesina, se detecta si se está mirando el anuncio. Si no es así, se reproduce una escena de violencia doméstica. En el momento en que se mira, la escena se para. El mensaje es claro: 'Esto ocurre cuando nadie está mirando'. Quizás debamos todos abrir, aunque sea un poco, la máscara de nuestro propio 'Weltzschmerz' para que nadie crea que no está siendo observado y pueda hacer cosas que no hacen sino el mundo peor de lo que es.
Visto en Crooked Brains
Fotografía de portada: Por Angel T