Podríamos decir que la vida nunca es fácil, pero aquí, tengo que añadir un matiz, puesto que normalmente, nosotros mismos somos los que la complicamos en exceso. Nuestros miedos son mas terribles que aquello a lo que nos hemos de enfrentar. Nuestro dolor interno se ancla a nuestro pecho muchas veces, y, cuanto más nos resistimos a él, más difícil es, que encuentre la salida y nos deje vivir en paz.
Nuestros pensamientos, acerca de los problemas que nos aparecen, a veces son como un bucle, que va formando un ovillo mucho mayor que la realidad misma. Rumiamos y rumiamos dando vueltas sin cesar a lo que nos sucede, y muchas veces, nos enredamos tanto, que pensamos que la solución nunca llegara, y, la mayoría de las veces, cuando esa solución aparece, a posteriori nos damos cuenta de que la cosa no era tan grave como el dibujo difuso que enredaba nuestra mente, pero ahí nos hemos tirado horas, días e incluso meses preocupados, estancados en el mismo punto, sin querer salir de allí de una forma u otra, puesto que el miedo, nos mostraba un terrible camino hasta llegar a la meta.
Nuestras experiencias se van acumulando en nuestro interior, y a veces, llega un momento en el que no puedes más. Nos resistimos a ese dolor, que parece que nos está matando, y lo manifestamos con arranques de ira o enfermedades. ¿No querrías tener a veces un botón de borrar?… Un precioso botón rojo, que tuviese grabado un “delete” en blanco, que nos hiciese olvidar todo lo que llevamos cargando a nuestras espaldas. Algo así como una papelera de reciclaje, la cual le das a vaciar y todo desaparece. Desde luego, visto así, seria como algo muy liberador. Cuando me sobrecargo de sufrimiento, borro y vuelvo a empezar. Todos en algún momento hemos pensado en querer borrar aquello que nos angustia, aquello que hemos vivido y no nos da esa paz que necesitamos para ser felices.
Poder borrar nuestro pasado más tenebroso, sí que podría ser estimulante, pero habría un problema, y es que, el botón de “delete” lo borra todo… si, leíste bien… ¡Todo! Borraría tus miedos, pero también tus pasiones, borraría tu sufrimiento, pero también tus momentos de placer, tus momentos de infierno, pero también tus recuerdos mas mágicos. Borraría tus huellas emocionales, pero también tu esencia, porque, seamos claros, no solo lo bueno es lo que nos define, también lo malo, o lo que consideramos como malo.
En realidad, lo que para nosotros es negativo, realmente, es lo que nos puede hacer aprender hacia lo positivo, siempre y cuando, seamos capaces de verlo. Si solo nos quedamos en el “pobrecito de mi”, no aprenderemos nunca, solo nos lamentaremos, rechazaremos el dolor y nos revelaremos ante él, y poco a poco, nuestra mochila imaginaria, esa que va cargando todas nuestras penas, irá creciendo más y más hasta que se nos desborde.
Pero… ¿Qué ocurriría si en lugar del botón de borrar apareciera un botón multicolor, precioso, con un grabado que pusiese… “learning”, es decir, aprender? No crees que en lugar de pelearte con tu sufrimiento, podrías empezar a pensar un ¿para qué…? ¿para qué me ocurre ésto? ¿qué es lo que tengo que aprender? ¿qué es lo que puedo ganar? ¿Cómo voy a crecer después del aprendizaje?
Si fuésemos capaces de tener esta actitud, no veríamos problemas, sino oportunidades para mejorar nuestras vidas. No nos pelearíamos con nuestro dolor interno como si nos quemara por dentro, sino que podríamos avanzar con él como si fuese de nuestra mano. Aprenderíamos a fluir, y no a apegarnos a las cosas o personas, que es lo que, al fin y al cabo, nos crea el sufrimiento. Aprenderíamos, que abrazar al dolor significa aceptar, que gracias a todo lo que nos ha ocurrido, somos como somos. Nuestra esencia es como es, gracias a todo lo que hemos vivido, tanto lo que hemos considerado positivo, como lo que, un día catalogamos como negativo.
Las personas que están a nuestro alrededor no nos quieren por lo guapos o feos que somos, ni por lo delgados o gordos, ni por altos o bajos, ni porque seamos jóvenes o mayores. Los que nos quieren de verdad, miran nuestra esencia, miran lo que hay dentro de nuestra mirada, miran cómo sentimos, cómo amamos, miran lo que les aportamos, y todo eso, lo hemos logrado con todas nuestras experiencias.
Por todo esto hoy, quiero lanzarte un mensaje, que no es fácil, pero si liberador cuando lo consigues… aprende a abrazar tu dolor, aprende a aceptar lo que has sufrido y lo que has gozado, mira en tu interior y descubre todo lo que te falta por aprender, y por qué era necesario que vivieras esas experiencias. Descúbrelo y reconciliate contigo mismo y con todas tus vivencias, porque gracias a ellas, eres así de maravilloso.