Abrazando a las personas olvidando la lepra.
Son personas, eso es lo más importante. El resto no es ni secundario, es nada.
En este caso son personas con una enfermedad, la lepra, pero ello no debe impedir que las abracemos, acariciemos, compartamos momentos con ellas.
Comparto unas nuevas fotografías de nuestra querida familia de Bekele, Cissay y Nassaneth, la sonrisa de Alegría Sin Fronteras, ya parte de nuestras vidas y bien conocidos.
La historia de Bekele: “Entonces no quise volver a mi hogar porque era diferente a ellos, tenía lepra”
Bekele lleva una vida normal, ahora, en Gambo, pero no siempre fue así. En su pueblo natal fue estigmatizado, aislado, rechazado por sus amigos e incluso por su familia, por padecer una enfermedad que aún a día de hoy sigue estigmatizada, la lepra.
“Naci en Basako hace más de 60 años, un pueblo cercano aGambo. Soy hijo de padres granjeros, en el seno de una familia, con 3 hermanos y 5 hermanas. A los 16 años llego a Gambo para ser tratado de la enfermedad de lepra.
Siento que me quema la piel en las manos, no puedo trabajar, es entonces cuando voy al hospital. Al llegar al hospital de dicen que tengo la enfermedad de lepra. Entonces no quise volver a mi hogar porque era diferente a ellos.
Me ingresaron en el hospital varios meses. Realicé tratamiento durante 7 meses. Ahora ya estoy curado pero no he vuelto a mi pueblo, allí soy diferente, ahora mi pueblo es Gambo, aquí soy como los demás, vivimos en un barrio en el que casi todos nuestros vecinos tienen la mismaenfermedad, aquí me siento aceptado.
Durante los primeros días en el hospital lo pasé muy mal, estaba solo, no sabía lo que me pasaba ni lo que sería de mí, tenía mucho miedo a lo que iba a pasar.
Las hermanas me ayudaron y acompañaron mucho en estos primeros días, y ahora soy yo quien les ayuda a ella ensenándoles amárico y oromifa.
No regresé a Basako porque nadie quería saber nada de mí.
En Gambo me siento bien porque hay mucha gente conlepra y todos somos iguales.
Aquí en Gambo tengo lepra pero puedo llevar una vidanormal.”
Me cuenta Bekele