No se si no se había dado cuenta alguien en este universo, pero me parece que los socialistas andan un poco perdidos, tanto como un esquimal en mitad del desierto del Sahara. No se, igual son quimeras mías, pero el hecho de decidir acatar los mandatos de vete a saber quién y permitir, a pesar de que a sus bases no le hace ninguna gracia, un nuevo mandato de Rajoy no parece que ayude demasiado a dar una imagen de alternativa, ni de izquierdas, ni de partido, ni de nada que no sea una traición a su esencia. Por Ferráz estos días más bien parecen un grupo de gente que de tanto sacarse los ojos se han quedado ciegos. Ya nos explicarán como puede ser que por primera vez en España un partido de derechas alcanza la presidencia gracias al que, supuestamente, era de izquierdas cargándose el eje tradicional izquierda-derecha y encima gratis. Mejor que se esfuercen en que lo entendamos porque de lo contrario me parece que igual, por pura ecología, nos podemos ahorrar imprimir tantas papeletas para las próximas elecciones (si es que las hay en los próximos cuarenta años, que yo ya dudo de todo). Igual no han caido en que con esta maniobra corren el riesgo de que Mariano los plante en su jardín para siempre. Además, en el mejor de los casos, no hacen más que aplazar el desastre, como los malos estudiantes que enferman el día del examen.
Han llegado a esta situación límite, sin fuerzas, sin credibilidad e inmersos en una batalla campal. ¡Menuda papeleta!. Pero no debemos olvidar que han sido ellos solitos los que se han metido en el camino a la perdición que igual les lleva hasta un cisma insalvable. Nos conviene no perder de vista este dato no vaya a ser que intenten cargarnos el muerto al resto de los españoles.
Ellos solos son los que al borde de la explosión interna se han metido solitos en la encruicijada y han decidido apoyar a Mariano (o abstenerse, que al final será lo mismo) aunque con ello no hayan hecho más que firmar aquello que ya nos temíamos del PPSOE y la Gran Coalición, enterrándose en vida ellos mismos y a sus militantes, que al final, son los que responderán ante sus amigos, conocidos y familiares. Han destruido su propio barco en alta mar con ellos dentro. No parece muy coherente, ¿verdad?.
Llegados a este punto ahora nos llegan llorando como si hubiesen pasado la tarde pelando cebollas para intentar convencernos de que dejar paso a Mariano es la única opción posible. Puede que en este momento tengan razón, pero también es verdad que son ellos mismos los que han creado este escenario, con sus rencillas internas aireadas a los cuatro vientos y sus luchas de barro en las que han acabado agotados. Ahora quieren que nos traguemos que sacrifican más de un siglo de historia por “el bien de España”. Pero eso si, por lo menos no nos vienen con el cuento de aquello de la “Abstención técnica” para intentar hacernos creer que votan y no votan a la vez.
No deberíamos olvidar que hemos llegado aquí por su incompetencia y por sus pleitos de patio de colegio. Han traicionado a los que les votaron, que ahora están con los ojos como platos viendo como, al final, sus votos han servido a Mariano, quien ahora se cobrará sin duda, la recompensa por su victoria. Han apoyado una política liberal de poda de derechos y a un partido plagado de causas judiciales. Volveremos, cuando corresponda, a votar y seguro que esto les va a pasar factura. Pero será la justa factura por sus actos.