El juez absolvió ayer a los cinco acusados de explotar a inmigrantes ilegales en trabajos domésticos en la zona de Ribadesella. El juez considera que no se ha podido probar con el testimonio de las trabajadoras que se hubiese incurrido en un delito de explotación laboral.
Según el fiscal, una ex monja y tres hermanos suyos contactaban con extranjeros de Guatemala a los que facilitaban billetes de avión a Espańa y les daban instrucciones precisas para que la Policía no dudase de que su entrada en el país era como turistas. Después, siempre según el escrito fiscal, los extranjeros eran conducidos por los tres hermanos a sus puestos de trabajo, por los que cobraban unos 1.500 euros al mes.
La sentencia asegura que queda probado que los trabajadores Ťpercibían un salario equivalente, al menos, al previsto como mínimo profesionalť. También apunta que aunque es cierto que su jornada de trabajo no se correspondía con la Ťlegalmente exigibleť, tampoco las trabajadoras se afiliaron a la Seguridad Social, tal y como exige la ley. Además, también indica que a pesar de que las supuestas Ťexplotadorasť reconocieron los hechos, éstas pudieron hacerlo ante el temor de que la acusación solicitase una pena de cárcel para ellas mayor de dos ańos, y así, reconociendo los hechos, asumían una pena de dos ańos que, al no tener antecedentes, les permitía no tener que entrar en prisión. Contra la sentencia, que no es firme, cabe recurso.