"Abuelo Tomás" de María Neila Martín

Os presento al Abuelo Tomás, un hombre ya entrado en años, leal viudo y amante dueño de Epi y Blas, dos revoltosos mininos. Es un personaje excepcional. Algo gruñón, muy cabezota y bastante chapado a la antigua, pero también divertido, alegre y solidario. Tiene sus contradicciones, pues ha vivido tanto que a estas alturas se cuestiona hasta su propia identidad.Os recordará algo al italiano Salvatore, el de La Sonrisa Etrusca, porque su nieto es su debilidad y su razón de ser, y quizá se os parezca un poco también a Allan Karlsson, ese que saltó por la ventana y se largó, por ese mismo empuje y falta de vergüenza que caracteriza a los que poco tienen ya que perder, y gracias a ello su existencia se va llenando de momentos trepidantes e inolvidables.

Abuelo Tomás es una novela actual que, siguiendo el día a día de este entrañable protagonista a través de sus pensamientos y vivencias, aborda temas como la vejez, la muerte, las relaciones familiares y laborales o los vicios de la sociedad moderna, siempre desde un punto de vista desenfadado y optimista.

Encuadernación: Tapa blanda

Sobre el autor: María Neila Martín

Impresiones

Tengo debilidad por los abuelos, y en concreto por mi abuelo Pedro, un hombre excepcional que ha luchado por todos nosotros y que siempre, necesitásemos lo que necesitásemos ha estado ahí. Cuando María Neila me comunicó que Abuelo Tomás era finalista del II Premio de Novela de la editorial Círculo Rojo, no pude evitar preguntarme qué tipo de abuelo sería el que retrataría en sus páginas. Si leéis detenidamente la sinopsis es posible que ésta despierte en vosotros una curiosidad a la vez que una necesidad.

Abuelo Tomás nos descubre a una figura entrañable en la que descubriremos a una excepcional persona que a pesar de su edad, y de sus limitaciones propias de la misma, sigue teniendo muchas ganas de vivir. Una persona rebelde, libre, atrevido con el toque propio de cascarrabias que tiene un corazón enorme. No es fácil ponerse en la piel de una persona mayor, ni imaginarse con esa edad y sabiendo todo lo que sólo los años nos enseñan, pero María Neila nos muestra a través de los ojos del protagonista su día a día.

Estamos ante una novela que hace hincapié en la importancia de las relaciones familiares, en la importancia que juegan los abuelos en la vida de los nietos, y nos hace ver cuánto los debemos.

Abuelo Tomás me ha hecho reír y también llorar, me ha tenido en vilo durante toda la lectura, esperando su siguiente ocurrencia o temiendo sus salidas de tono que tanto me han recordado a otra persona.

- ¡Puaj! -Escupo con el ceño arrugado, más arrugado cada vez por el efecto de la copiosa lluvia- . ¿Lo has visto, Sebas? ¿Has visto el baboso beso que me ha plantado la muy...? -Pero me contengo mientras froto fuertemente mi mejilla con el envés de la mano izquierda- ¡Sólo por eso ya deberías detenerla!

Bueno, por eso y por contaminación acústica, ¡y visual! Vaya tía pedorra, ¡que Dios te bendiga! ¡Cómo se atreve!

- Vale, vale, Tomás, no te exasperes que ya se ha ido. Además, en algo tenía razón, si te quedabas ahí sentado con la que está cayendo te ibas a agarrar una pulmonía de órdago.

La escritora, con gran maestría, ha construido una trama de ritmo ágil pero que tiene como mayor virtud el cariño que transmite, porque leer "Abuelo Tomás" es dejarse llevar por las emociones y los sentimientos encontrados.

Ahora sólo nos queda esperar a la segunda entrega; no han pasado ni unos días desde que acabé su lectura y ya estoy deseando volver a reencontrarme con el Abuelo Tomás. Una novela muy recomendable.