Abuso de poder

Bizkaia vivió ayer una jornada negra en el ámbito de la igualdad de género y los derechos humanos; tres mujeres fueron agredidas por sus parejas en Barakaldo y Bilbao, inscribiendo así sus nombres en una larga lista en la que nadie debería figurar. En ocasiones me pregunto qué tipo de sociedad estamos creando y qué nos mueve a maltratar fisica o piscológicamante a personas, que en una etapa de nuestras vidas nos han sido cercanas, e incluso queridas.

La violencia contra la mujer, contra niñas y niños. o contra ancianas o ancianos, el mobbing laboral, el bullyng escolar…, cada vez más frecuentes, o, al menos, cada vez más presentes en los medios de comunicación, son actos especialmente repudiables porque se cometen siempre desde una posición de poder, que se ejerce, desde la intolerancia y el abuso sobre quien se sabe o se siente, en muchas ocasiones sin razones para ello,  más débil y vulnerable.

Es una historia tan vieja como la humanidad, que no logramos desterrar y marca, en negativo, nuestro desarrollo como personas y como sociedad. Se trata, a mi juicio, de un fracaso colectivo, en el que hemos institucionalizado, desde el origen de los tiempos,  un modelo de relaciones interpersonales, grupales y colectivas, en el que una parte manda y otra obedece; quien detenta el poder lo utiliza contra quien no lo tiene para poder perpetuar su control.

No me atrevo, ni soy quién, para dibujar siquiera soluciones a una problemática tan compleja como ésta; sólo diré que debemos aprender a convivir desde el respeto, la tolerancia y la corresponsabilidad en la familia, en la escuela, en la cuadrilla, en el trabajo, en el ocio, y también, cómo no, en la política.  Necesitamos, tal vez, más participación, menos jerarquías y un reparto más equilibrado del poder entre todas y todas.