Tarifa: 105€ (SA)
A una veintena de pasos de la Estación de Sants, en una enorme plaza algo desangelada, delante de amplias aceras y tranquilas avenidas ocupadas de taxis que van hacia la estación, en un edificio rectangular, exento, de planta baja de cristal y cuatro alturas en piedra gris casi negra con estrechas y largas ventanas de aluminio cortando la fachada encontramos este hotel de la enseña AC de Marriot. Unas enormes letras metálicas en una esquina del mismo lo hacen inconfundible.
Sobre la amplia acera sobresale en semicírculo una puerta giratoria encastrada en una larga pared de cristal protegida por cortinas que abre al restaurante, y a la recepción del establecimiento. Encima de la puerta, también en letras metálicas el nombre del hotel. La recepción es corta pero anchísima. Justo enfrente de la puerta quedan los dos ascensores de puertas metálicas. A derecha e izquierda se abre una anchísima recepción que se une con una zona de estar y el bar - restaurante. Suelo negro de mármol, paredes en vescom gris, luces puntuales. Hacia la derecha unas anchas escaleras que bajan al gimnasio, y una larga sala muy iluminada con la luz exterior gracias a sus paredes totalmente acristaladas en la que además de algunos sofás entelados en tonos claros, para la tertulia y la espera, hay varias mesas altas, bajas, un banco corrido con cojines, una enorme pantalla de televisión -apagada- y al fondo del todo una elegante barra de bar retroiluminada.
Hacia la izquierda está la recepción propiamente dicha. A este lado la luz es bastante menos intensa y todo parece un poco más oscuro. Antes de llegar al mostrador propiamente dicho, y a nuestra izquierda hay una zona, más oscura todavía, con un sofá y un par de butacas en negro, con algún cojín blanco, una mesa de centro, dos mesas laterales con algún elemento floral decorativo, un árbol de Navidad (estamos ya en diciembre), una alfombra de pelo. A su lado unas estanterías y una pequeña nevera de cristal ofrecen a la venta productos de conveniencia (alimentación, higiene personal...). Y ya encontramos el mostrador, potente y robusto con dos puestos de trabajo, sólo uno ocupado. Retroiluminado, en tono gris claro con dos bloques de piel oscura a cada lado. En la parte de atrás hay un muro que separa el espacio de un despacho al que se accede por ambos lados del mostrador. En ese muro un par de espejos. La mesa que queda detrás aparece llena de papeles, carpetas... Dos pantallas, una a cada lado. Nos atiende un joven que rápidamente hace nuestro check in pidiéndonos el DNI y una tarjeta de crédito para garantizar los extras. Nos entrega un cartoncillo en el que va la llave de la habitación. Giramos sobre nuestros pasos y nos acercamos a los ascensores. Dos. Metálicos, con un interior muy amplio con paredes de espejo y una botonera metálica moderna puesta en horizontal. Un cartel indica algunos servicios del hotel y otro, metálico, la ubicación de los mismos. Las puertas se abren a un pasillo largo y algo estrecho. Luces indirectas retranqueadas, paredes oscuras, con moqueta en el suelo de color marrón grisáceo y puertas en color gris claro con manivela metálica brillante y un lector de tarjeta por contacto. Tras ella el suelo pasa de la moqueta gris oscura a la madera gris, bastante cuidada. A la izquierda, una larga pared en madera natural. A la derecha, además de la ranura para la tarjeta y los interruptores tenemos un sencillo display para el manejo del aire acondicionado (digital con función automática) que funciona con algo de ruido pero de manera eficaz. A continuación, abierto, encontramos el baño - vestidor, y a continuación, sin solución de continuidad, el dormitorio. Adecuado en tamaño, aunque quizá demasiado abigarrado de cosas, y con aire de modernidad y funcionalidad. En la pared izquierda un maletero de madera clara con patas metálicas y un cojín de piel verdosa. Amplio y ancho. A su lado una mesa con una bandeja con un hervidor, una cafetera Nespresso, una botella de agua de cortesía y varios sets de café e infusiones. Debajo, en gris, el minibar con refrescos, cervezas, aguas y algunos snacks a precios elevados. Encima, colgando de la pared una enorme pantalla de televisión bajo la que hay un extraño artilugio que no sabemos para qué sirve, pero que tiene un botón de encendido y apagado y un display con unos números. En la pared del fondo, la ventana, larga, de pared a pared, en aluminio negro y con vistas a la puerta principal del hotel y a la plaza en la que se ubica la Estación de Sants. Protegida por un destrozado foscurit y por un visillo calado en tono gris, también bastante destrozado. Justo debajo y colocados de manera algo extraña, dos incómodas butacas de piel negra y fina estructura de metal y una mesa ovalada. Se supone que el juego está hecho para el trabajo, pero resulta profundamente incómodo por bajo y porque los interruptores disponibles quedan en la pared contigua. Sobre la mesa, en una bandeja de cristal hay dos piezas de turrón. La cama resulta grande para ser individual, algo ajustada para ser doble. Con un correcto colchón de buen calibre y vestida con un edredón blanco bastante agradable. Tres almohadas en blanco con un ribete gris en sus extremos. Todo el conjunto queda empotrado en una pared dividida en cinco lienzos. El primero de madera, los dos de cada extremo, en piel gris en los que se anclan las lámparas de noche, en metal con tulipa blanca y con brazos dirigibles para la lectura en la cama. Bajo ello enchufes disponibles e interruptores para apagar las luces. Y sendas mesillas en metal y plástico negro, igual que los dos lienzos centrales del cabecero. Sobre una de las mesillas el teléfono y sobre la otra el mando del televisor y otra botella de agua de cortesía. El juego de luces es agradable, pero sólo existe la opción de iluminarlo todo o de mantener encendidas sólo las mesillas. La insonorización exterior es formidable, aunque los alrededores del hotel son bastante tranquilos. La interior deja bastante que desear. Se escucha demasiado el pasillo y los movimientos en las habitaciones contiguas. El baño es un espacio abierto desde la entrada. Allí mismo encontramos una gran encimera blanca con un lavabo estrecho y poco profundo con un esbelto grifo curvo monomando elevado que hace que salpiquemos demasiado por fuera. Sobre la encimera se ofrece una pequeña toalla de manos, una pieza de jabón y un bote pequeño de crema hidratante con el logo de la cadena. En el armario de madera ubicado por debajo encontramos dos toallas de ducha, dos de lavabo y dos cuadrantes de manos todos ellos en blanco y de buen tamaño y calidad, con el logotipo de la cadena en las piezas más grandes. Enfrente del lavabo hay una pieza corredera de espejo, que separa un poco más el espacio del dormitorio de esta zona de baño -vestidor. A la derecha del lavabo encontramos sin puerta, un espacio con baldas en las que se ofrecen unas zapatillas de felpa, la bolsa de la ropa sucia y el documento para la lavandería, un secador de pelo y un juego de amenities envueltas en bolsas blancas individuales hechas para la cadena (set dental, peine, pañuelos de celulosa, gorro de baño y bastoncillos). Por encima la caja fuerte. A la derecha de estas baldas, tras otra puerta corredera de espejo hay un armario completo, de dos cuerpos con carga apaisada. Dos colgadores con seis perchas normales en madera con el logo de la cadena y una balda por encima. La zona está convenientemente iluminada con varios puntos de luz en el techo, incluido uno encima justo del espejo. Frente al lavabo encontramos dos puertas. Una gris, muy discreta y perfectamente enrasada con el resto del espacio tras la que, en un espacio totalmente de madera y correctamente iluminado con un punto de luz en el techo encontramos el inodoro. Tras la otra, que es corredera con un vinilo negro brillante, encontramos la cabina de ducha: amplia, con el suelo negro y con las paredes en un vinilo blanco desgastado que se cascarilla al tocarlo. El rodapié que protege la zona y las juntas de la puerta resultan demasiado dañadas por la humedad y el agua. Dentro de la ducha, una alfombrilla, tres botes de gel, champú y acondicionador anclados a la pared y una ducha de teléfono bastante ordinaria. Temperatura, caudal y presión son más que adecuadas. Por la mañana, la salida en recepción es tan fría como rápida. Adiós. Calidad/precio: 8Servicio: 8Ambiente: 8Habitación: 8Baño: 8Estado de conservación: 7.5Desayuno: Valoración general: 8