Revista Deportes
Muy difícil de organizar, ni hablar digerir, el hecho de pasar dos, tres días anotando nombres en una agenda y tratar de interpretar qué pasa, lo que puede pasar en la Casa Madre del Fútbol Argentino como gustan decir (también me pregunto si no estaré cansado de toda esta basura y si no debería estar mas tiempo con mis ahijados en vez de estar viendo papelones en cadena nacional, pero esto a nadie le interesa).
Dije lista y en ella tengo a Julio Grondona, Daniel Vila, Carlos Ávila, José Luis Meiszner, Héctor Magnetto, Eduardo De Luca, Germán Lerche, Carlos Portell, Paco Casal y Aníbal Fernández. Repásenla y explíquenme si la discusión debiera ser quién es el legítimo presidente de la AFA, si un amparo puede cambiar un estatuto o si el remedio hoy es peor que la enfermedad.
En columnas anteriores, desde este lugar se ha plasmado un concepto sobre Vila. Un mediático dueño de multimedios (valga el juego), presidente de un club que se ha manejado muy mal en la B Nacional como Independiente Rivadavia de Mendoza y que la base de su flojo andar ha sido la búsqueda de los golpes de efecto (contratación de Ortega, contratación de Fabbiani luego y entrada de los “no locales”, no sin antes haber reemplazado a un DT que salió de un panel televisivo que él armó, como en tiempos de Niembro y su banco de entrenadores). En fin, al tipo hay que reconocerle algo: es el primero que pone en una especie de aprieto a Grondona; no lo sacó es verdad, pero hoy, aunque el ferretero se ría ante su tropa y la tropa responda, el tipo se sintió golpeado. Similar debe ser cuando a un campeón pesado le vuelven a tocar la mandíbula después de un tiempo.
Hoy remedio y enfermedad parecen parecerse. Claro es que los intereses que movilizan a varios de los personajes nombrados al principio son absolutamente no santos y más tienen que ver con el despecho y con las heridas que deja la ambición por no poder manejar todo.
Carlos Ávila le planta una cámara a Grondona donde el tipo habla de dinero sucio, de negociados y chanchullos varios. ¿Lo sabía antes Ávila? Por supuesto. ¿Por qué lo hizo ahora? Porque la torta se fue para otro lado. ¿Para cuál? Para el lado de Quilmes, primero Aníbal Fernández y después José Luis Meiszner. ¿Y Magnetto? También quedó tocado porque su Grupo Clarín terminó manchado, de hecho la cobertura de la cámara oculta Olé fue casi amateur. ¿El resto? Lerche es presidente de Colón, equipo que se llena de refuerzos y en ilusiones queda hace años, eso sí, a nivel infraestructura y a pesar de no generar prácticamente ventas, ha crecido enormemente; Portell, presidente de Banfield, a quién hace unos días le pospusieron una elección por denuncia de fraude, durante muchos años trabajó junto a Duhalde para hacer crecer al Taladro, con relación directa y familiar con una de la empresas que vistió a la entidad durante años (Nanque). Paco Casal es al fútbol argentino un Guillote o un Pires de estos tiempos, apuntado en más de una oportunidad de poner y sacar jugadores de la mismísima selección uruguaya, es el empresario más influyente del fútbol celeste.
Me queda una sola confirmación, si la AFA es la Casa Madre y estos personajes son sus hijos, el pasado de la Asociación debe haber sido muy pero muy bravo.