Acaban de terminar los minutos más patéticos en toda la historia de apertura de sesiones en el Congreso. Queremos estar con bronca, pero solo nos nace sentir lástima.
Contados minutos que solo sirvieron para tres cosas:
1) Mentir acerca de la gestión del gobierno anterior. Si los doce años del kirchnerismo hubiesen sido el 5% de lo que dice el Conejo Negro, estaríamos peor que Haití, peor que el Congo Belga. Estaríamos destrozándonos entre nosotros, como diría un Alfonsín.
2) Vender humo. Hablar de “reducir la pobreza y crear empleo digno” mientras despide a miles, ajusta y destruye; hablar de derechos humanos mientras reprime, censura y fomenta el gatillo fácil; hablar de “unir a los argentinos” mientras abre una grieta infranqueable; hablar de “menos inflación” y generar inflación de 50% en dos meses.
3) Repetir metáforas idiotas y lugares comunes a lo pavote. Solo lo de “unir a los argentinos” lo repitió 50 veces.
Y las focas aplaudían. Están ganando de nuevo la batalla cultural, como en el ‘76 y en los 1990.
No nos podemos quedar callados: empezó el año y la cuestión ahora es la Patria o ellos. Si ellos siguen ganando, la Patria va a morir. Y la Patria somos nosotros.
Saquen las debidas conclusiones. Y pónganse de pie, antes que los pisen hasta matarlos.
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