Academia de italiano en Milán- Vuelta a los libros

Haciendo deberes

Ya puedo decir que vuelvo a ser estudiante y mira que el año pasado tras el postgrado juré y perjuré que no volvería a estudiar. Pues mentira… como tantos otros propósitos que quedan por el camino. Ahora paso dos días a la semana danzando por Milán hasta bien tarde para ponerme las pilas con el italiano, que desde que he llegado, los libros parecía que me daban alergia o algo.

Tras los dos primeros días, puedo decir orgullosa de mí misma que estoy tan feliz con de la decisión tomada. Hice bien en apuntarme, pagar y no darle muchas vueltas. Todo de golpe y en la primera academia a la que acudí a hacer la prueba de nivel. Pero es que esa mujer me ganó por completo. La profesora no me hizo ni la prueba de nivel y me mandó directamente al grupo de C1 y C2. ¿Cómo no iba a ganarme?

Para aquellos que busquen un día una academia de italiano en Milán, decirles que no les será difícil encontrar . De precio no están mal para lo que yo me esperaba, que conociendo cómo se las gastan aquí, ya me temía que saliese más caro que un MBA en Philadelphia. Sin embargo, ha sido una grata sorpresa descubrir que no, que son cursos asequibles (contando con que no es la academia oficial de idiomas ni sus precios).

Yo me he apuntado a las escuela Spazio Lingua pero podéis mirar con calma porque hay variedad de academias, horarios, precios y lugares donde se imparten las clases. Yo me he decantado por esta porque el precio me parecía bien, me pilla de camino en mi recorrido a cada desde Porta Genova, porque hay horario “serale” que a mi me viene genial y porque como os he dicho la profesora me ganó el primer día. Por lo tanto, ¡todo estupendo!

Tan contenta estoy y con tan buena energía he empezado, que fui capaz de interrumpir la jornada-romántica-de-aniversario durante una hora porque tenía que hacer deberes. Yo soy muy aplicada… a ver cuánto me dura esta gran dedicación al estudio que me ha salido…

Libros de italiano

En clase, que tiene una pizarra digital super molona que me llevaba a mi casa en un “plis”, estamos 4 personas con la profesora por el momento: una chica muy jovencita gallega, una señora china y otra que no se de qué país viene.  La señora china me resulta super interesante. Me ha contado que es profesora en la Universidad Bocconi (una de las mejores Universidades europeas y suuuuuper cara ya que es privada), que su marido, al que conoció en EEUU, es portugués pero vive en Chile y que ella pasa los meses de verano allí y lleva viviendo 3 años en Italia. ¿No es super interesante su vida? Yo quiero escribir un libro con esto! Una señora super simpática. Por cierto, los chinos hablando italiano también pronuncian mucho la “L” así que me hace mucha gracia.

Pero como en esta vida toodo tiene un “pero”, yo tengo dos para mi nueva y larga etapa como estudiante de italiano:

1. Desde que salgo de Porta Genova y entro en la Academia tengo una hora de reloj de tiempo libre, o mejor dicho muerto. Esto tiene su punto positivo y su punto negativo. Como punto positivo, me da para escribiros queridos lectores mientras me siento al lado de unos arcos muy chulos que hay de camino. Como voy andando hasta la academia, investigo el entorno y el primer día lo encontré. (Lo malo es que como hay jardín, hay muchos bichos que se me caen encima o se posan sobre mi y no me gusta un pelo). Sin embargo, esa hora de tiempo muerto es altamente peligrosa. Con el hambre que ya tengo a esas horas, podría ponerme como una loca a comer bollitos, super merendolas o lo que sea y acabar en un mes como un tonel; también podría liarme a comprar y comprar y entrar en todas las tiendas de la zona y gastarme el sueldo en 1 semana; también podría quedarme dormida mientras espero porque el cansancio siempre está ahí… Muchos peligros para una hora. Menos mal que intento invertir mi tiempo en vosotros para ser una persona con la mente sana.

2. Salgo a las 20:30 de allí y aún me queda un largo caminito a casa. El Metro no me supone ningún problema porque hay aún mucha gente a esas horas, sin embargo, el tren… eso ya es otra cosa. Ni un alma hay en Porta Garibaldi!! Yo, que estoy acostumbrada al ajetreo de esa estación siempre llena de gente corriendo de un lado a otro, a esas horas no hay ninguno. Miento, están los que salen del vagón del metro conmigo y se lían a correr por la estación para llegar supuestamente a su tren. Yo corro con ellos, pero porque me da miedo quedarme atrás…

En el tren la cosa no mejora mucho porque tampoco hay gente volviendo a casa. La mayoría son hombres y los vagones van vacíos… no muy buen panorama, pero yo me concentro en lo contenta que estoy con mis clases y lo mucho que estoy hablando y aprendiendo.

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