Revista Cultura y Ocio

¿Acaso no matan a los caballos? Horace McCoy

Por Mientrasleo @MientrasleoS
¿Acaso no matan a los caballos? Horace McCoy
     "¿Qué podía yo decir?... Todos los asistentes sabían que yo la había matado; la única persona que habría podido ayudarme también estaba muerta. Por tanto, allí estaba yo en pie, mirando al juez y negando con la cabeza. No tenía nada que alegar. 
- Pida clemencia al tribunal -dijo Epstein, el abogado que designaron para defenderme.
- ¿Qué decían? -inquirió el juez.
- Su Señoría -dijo Epstein-, pedimos clemencia al tribunal. Este joven admite haber matado a la chica, pero únicamente para hacerle un favor".
     Conocía la película Danzad, danzad, malditos. Fantástica. Pero me faltaba acercarme a la novela. Finalmente lo he conseguido y hoy traigo a mi estantería virtual, ¿Acaso no matan a los caballos?
     Conocemos a Robert sentado ante el tribunal. Está acusado de matar a una joven llamada Gloria y es culpable. A partir de este momento, reviviremos lo sucedido.
     Dicen que las novelas negras comienzan con un muerto en la primera página. McCoy lo sabía y dio un paso más, comienza en el juicio así que ya sabemos lo que ha sucedido. Pero esto no le impide escribir una magnífica historia, una novela negra atípica que ha sido un placer leer. Desde el título de los capítulos, hasta el desarrollo, esta es la historia de una muerte conocida, en un escenario insospechado. Quizás el título de la película fuera más claro sobre el tema, pero es el de la novela el que, una vez finalizada, le da un sentido redondo a esta gran historia. Situémonos. estamos en la Gran Depresión y todo el mundo busca una opción. Es el caso de Robert  Gloria, él llega a la gran ciudad con el sueño de dirigir películas, ella... bueno, ella es una mujer diferente. En una más que precaria situación, sin trabajo y con pocas opciones, ambos deciden presentarse juntos a un maratón de baile para lograr el premio de mil dólares, y este será el escenario principal: un concurso en el que lo único que importa es mantenerse en pie a toda costa, un espectáculo que el autor logra convertir en algo cruel y terrible para el lector en el que las parejas bailan y bailan sin descanso. Puede parecer pueril, incluso ridículo para quien no haya leído el libro, pero la capacidad de un escritor se mide a la hora de convertir lugares inverosímiles en escenarios capaces de poner los pelos de punta al lector. Veremos representados en los concursantes a casi todos los tipos básicos de personas y también como afloran el cansancio, la violencia, la desesperación y la envidia, el todo vale con tal de conseguir llegar a ganar el ansiado premio. Y también se pondrán a prueba los jueces, no deja a nadie sano en esta radiografía que me ha recordado hasta cierto punto el esperpéntico espectáculo que se puede seguir viendo hoy en día en algunos reality shows. McCoy, cual productor televisivo actual, no duda en ir apretando a los concursantes hasta lograr que hagan lo necesario para formar el espectáculo más morboso y lamentable posible, llegando a reflejar la desesperanza de quienes no tienen más interés en el futuro que ganar ese premio. No hay escrúpulos ni moral mientras el reloj avanza implacable y los concursantes se siguen mirando unos a otros al ritmo de la música que no cesa.
     El personaje de Robert es demoledor, la ausencia de esperanza, de comprensión, la soledad... lo convierten en uno de esos protagonistas que uno lleva adheridos a la piel durante mucho tiempo. Él que llegó a Santa Mónica pensando que tal vez por medio de este concurso iba a lograr un poco de atención que le ayudara a lograr su sueño, ha quedado convertido en ese narrador que vemos en el banquillo en las primeras páginas.
     La novela, pese a lo dura que puede resultar en algunos momentos, se lee con facilidad. Las frases cortas, lo conciso, nos ayudan a avanzar demostrando que cualquier lugar es bueno si el escritor sabe expresarse. De hecho, lo que sucede en un salón de baile puede reflejar a la perfección la desesperanza de una sociedad durante la Gran Depresión y, cada dolor, cada atrocidad, estamos seguros de que tienen su propio acto fuera de esas paredes que delimitan nuestro escenario.
     Cuando uno habla de novelas negras, tiene en la cabeza los argumentos típicos en los que se busca al asesino, pero no es necesario que esto sea así. De hecho ¿Acaso no matan a los caballos? es una magnífica novela negra cuyo final pone un broche perfecto a una novela en la que Gloria, la víctima de la que no he hablado aún (pero recordemos que la novela está escrita en flashbacks) conseguirá dividir la cabeza de muchos lectores.
     Un libro magnífico. Diferente. Oscuro. Imprescindible.
     Y vosotros, ¿cuál fue el último libro al que llegasteis a través de su versión cinematográfica?
     Gracias.

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