Uno de los peores desastres aéreos de la historia ocurrió el 21 de diciembre de 1988, cuando el vuelo 103 de Pan Am explotó sobre la ciudad de Lockerbie, Escocia, y se estrelló a continuación. El jumbo con destino a Nueva York acababa de despegar del aeropuerto internacional de Heathrow con 224 pasajeros y 15 tripulantes. Los restos en llamas cayeron sobre la pequeña ciudad del suroeste de Escocia y mataron a 11 personas. La investigación dictaminó que la explosión fue provocada por una bomba colocada en el avión por dos personas, al parecer miembros de un grupo terrorista árabe.