Revista Deportes

Acción, reacción

Publicado el 16 diciembre 2012 por Carlos Romero @CarlosRomeroSFC

Por enésima vez llega el momento de echar la pelota al suelo. Alguna tendrá que ser a la vencida. La hemorragia hay que pararla cuando se está a tiempo, aún lo estamos, después puede ser demasiado tarde.

El mayor indicador de todo esto comienza cuando ya no solo es un sector del estadio el que discrepa a grito pelado. El toque de atención comienza cuando otros muchos sectores del propio campo y de la calle se unen. Ahora sí es el momento de la reacción.

Y digo esto basándome en la confianza en un sevillismo que siempre fue sabio, ese es nuestro hecho diferencial, que no somos capaces de pulsar por la falta de perspectiva temporal porque estamos inmersos en el momento, pero si el sevillismo dice que el panorama es de color negro, es que lo es.

Es una concatenación de hechos los que nos sumergen aún más en esta inercia cuyo mayor exponente fuimos capaces de vislumbrar ayer mismo ante un Málaga que no hizo nada para ganar pero ganó, ante un Sevilla que puso todo para hacerlo pero perdió. Estas son las inercias del fútbol, aún a sabiendas de que si el equipo juega bien habitualmente, los partidos que ganará serán más que los que perderá.

Pero la cuestión no se centra en un partido aislado. Desde La Palangana Mecánica vengo diciendo hace mucho tiempo que hay que romper definitivamente con esta trayectoria que no tiene fin desde hace tres años. No importan los entrenadores que hayan venido, ninguno ha sido capaz de taponar una herida hemofílica y sin un coágulo a la vista, que no deja de sangrar y que hace que temporada tras temporada bajemos un peldaño más.

¿A qué esperamos? ¿A que el equipo dé con sus huesos en Segunda División?

En mi parecer es un problema de diagnóstico de la situación. El Consejo debe detectar dónde está el problema, o problemas, que visto lo visto la problemática es multiorgánica y con varios frentes.

La plantilla, que nadie dude que tenemos plantilla, no consigue encorsetarse como equipo, un cuerpo al que se le salen los michelines por diversas partes expuestas como vergüenzas, no es la única causa de este despropósito continuado que se prolonga demasiado en el tiempo.

El trabajo del Consejo de administración es detectar qué pasa, dónde está el tumor, extirparlo inexorablemente y sin piedad. Y este ejemplo que es muy recurrente no tiene por qué estar unido a tal o cual jugador o quizás sí, algo que no vemos, no comprendemos, no detectamos,  pero haberlo hay lo. El Consejo tiene que ponerse las pilas en este sentido.

Y si no lo consigue ¿debe dimitir el presidente del Sevilla FC?

En mi opinión el presidente sevillista, José María del Nido, tiene la suficiente credibilidad aún por varias razones entre las que podemos contar el haber modernizado el Club y haberlo profesionalizado; haber clasificado en ocho temporadas de diez en Europa y haber conseguido fabricar en su etapa al mayor Sevilla FC de todos los tiempos. Demostrar,  lo que se dice demostrar objetivamente su credibilidad es indiscutible. Usted podrá decir que los precios de los abonos no son los adecuados, que las camisetas chillonas no le gustan, o que determinadas políticas no son las correctas, cuestiones comprensibles todas.

Ahora bien, la situación poliquística actual hace que se enciendan las alarmar para el Consejo, no es cuestión de mirar hacia otro lado ni tampoco es cuestión de erigirse como continuistas, pues los errores de cálculo han sido de un calado importante en varias vertientes.

1.- POLÍTICA ECONÓMICA:

A nadie se le escapa que la situación económica no está para tirar cohetes. De hecho se prevé tener que vender a alguno de nuestros mejores jugadores para compensar las cuentas. Esto hará que la calidad de la plantilla baje, aunque visto lo visto como equipo igualmente hay alternativas válidas.

2.- POLÍTICA SOCIAL:

Para colmo de los colmos, a una histórica afición sevillista nada alienada y con distintos pareceres, cuestión esta de idiosincrasia fundamental, que hace que sea el mejor equipo del Sur de España, puede suponer que al mismo tiempo sea su talón de Aquiles.
Tan solo nos bastan determinadas tendencias de la prensa por un lado y algún fundamentalista oportunista por el otro para polarizar las opiniones y tan solo nos basta con que uno toque las palmas para que montemos un sarao flamenco a la mínima de cambio. El espectáculo está servido. Hagamos un poco de autocrítica.

El problema del enfrentamiento Biris/Consejo estalla en el peor momento posible. No podría haber surgido en otro peor que este donde el equipo necesita de una afición que le apriete las tuercas a una plantilla que lleva años sin ser un equipo. Nosotros necesitamos un equipo y si para eso tienen que rodar cabezas por muy insignes que sean, que haga de Herodes quien tenga la potestad de hacerlo implacablemente.

Y el tema es muy sangrante porque obliga a mucha gente a posicionarse entre el mejor grupo ultra que existe y existirá y la mejor directiva de la historia sevillista. Al pan, pan, y al vino, vino, pero no dejaremos de reconocer que ambos, digo bien, ambos, no están en su mejor momento histórico, las correspondientes directivas no actúan como deben pensando en el Sevilla FC.
3.- ACCIONARIADO:
Creer que el accionariado es el único dueño de un club de fútbol es un error de proporciones mayúsculas. Una Sociedad Anónima deportiva no hace absolutamente nada sin el apoyo de la afición. Para esto debe cumplir la propiedad conmutativa y significa que los sumandos se pueden sumar en cualquier orden y que la suma siempre es la misma.

El 97% del accionariado no es el 97% del Sevilla FC. El 97% del accionariado más el sevillismo en su conjunto hacen el Sevilla FC. El accionariado sea el que discierna las políticas a seguir, el que marque la trayectoria del equipo grande de Andalucía porque alguien tiene que hacerlo, pero sin el hecho social esto se queda en aguas de borrajas. El Sevilla FC es un todo y como tal hay que comprenderlo y actuar.

Todo esto sumado a cuestiones que el sevillismo no comprende en su globalidad, que no quiere decir que uno lo comprenda o no particularmente, como es la inclusión de determinadas personas en el Consejo de administración, o tratar de explicar cosas ininteligibles para el tejido conjuntivo blanquirojo. Si esas decisiones se toman en un punto álgido positivo de la gestión es asumible por la gran mayoría, pero en momentos bajos es una piedra más que se añade para la lapidación colectiva.

Yo soy el coordinador del Área de Historia del Sevilla FC. Soy un colaborador del Club blanquirojo al que si el Sevilla FC me requiere ahí estaré. Es lo que hago y daré todo lo que pueda por mi Club.

Pero en ningún momento puedo dejar de ser honesto. La honestidad es la clave para tener más o menos credibilidad ante todos los que me leen y observan mis apreciaciones y mis opiniones. Independientemente de donde esté mi opinión prevalecerá siempre respetuosa, sin insultos y siempre pensando que es lo mejor para mi equipo, sumando y nunca restando.

Y sí, yo hecho de menos a Ramón Encinas, persona fallecida que nos llevó a ganar la Liga, pero que nunca volverá. Anclarme en el pasado y utilizar estas cosas como arma arrojadiza no beneficia a nadie. No soy persona anclada en el pasado, a pesar de lo que pueda parecer por mis actividades, sino que por el contrario pienso que hay que aportar y apostar por el futuro e inexorablemente por el presente.

Cuando el Club esté disconforme conmigo seré yo el que se vaya y no esperaré a que me echen y seguiré intentando sumar porque por encima de todo, por encima de mis pretensiones particulares, soy sevillista. Hasta la muerte.

Nada de paños calientes ya, reacción, quizás no revolución, es la que se espera, hay que estar muy atentos y ser muy sensible al hecho social. Una reacción contundente que haga que salgamos de esta inercia infinita que dura ya demasiado.

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