El efecto anestesiante de La Roja ha sido sustituido por el titular de la vergüenza. Una vez más, las "Time New Roman" de la mañana han sido esculpidas con los cinceles del Lazarillo. La foto de Rato y Acebes - buques insignias de los felices años “aznarianos” - han manchado de chapapote las aguas turbias de los mares conservadores. Después de un mes escondidos detrás de las bambalinas de la Caverna. Los jinetes de Bankia tendrán que exponer sus mejillas ante el abucheo de los tomates. Gracias a UPyD, el mazo de Fernando Andreu pondrá orden en un bankillo abanderado por exministros del España de las Azores.
En días como hoy, diría Juan Ramón en su emisión de las mañanas, el dibujo sonoro de la jornada se vislumbra por las luces de una España eufórica por los goles de su equipo, en contraste con una Hispania retrógrada; goleada hasta la médula por los balones de la golfería. La misma música corrupta de los tiempos de Creta vuelve a sonar con fuerza en los salones de Génova. El presunto maquillaje "a la griega" de las cuentas bankeras ha servido al Consejo de Rato para disfrazar al mendigo financiero con las capas de la riqueza. El cuarto banco de nuestro sistema ha pasado en menos que canta un gallo de vestir con collares de oro a colgantes de hojalata. En tan solo pocos días, la entidad de Rodrigo pasó de obtener 305 millones de beneficios a caer en los precipicios de la quiebra con 2.979 millones de pérdidas. Es precisamente este baile de cifras ilógicas y anómas las que han avivado las llamas de la duda en las filas de Díez.
La inyección merkeliana al guante blanco del capital - gracias al efecto Hollande y las presiones de Monti – no servirá a Rajoy para cronificar las alegrías de la prima. Hoy más que ayer, la confianza en las instituciones financieras, desciende en caída libre por los toboganes inversores. De nada ha servido calmar a los mercados con las ayudas de Europa para, una semana más tarde, preparar en el estruendo de las redacciones: el "Dummy" del mediodía para ser enviado a los rotatorios de la madrugada. La noticia impresa del día después al aniversario de la Independencia caerá, en los mercados internacionales, como un vaso de agua fría en las noches invernales de Alemania.
Después de un año de la imputación de Camps por el "caso de los trajes", las agujas de la derecha vuelven a ser noticia por los descosidos abiertos en los tejidos de sus exministros.
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